Hace medio día que falleció el grande escritor mexicano Germán Dehesa, un hombre de punzante humor, aguda inteligencia, amante del teatro y la literatura, materias de las cuales fue profesor en sus años mozos para, por necesidad, convertirse un día y como él mismo definió en un "mojado de la cultura", al irse a trabajar en Estados Unidos para enseñar español.
Aquí, fue un elemento indispensable en la promoción de la cultura así como en la promoción de las causas sociales más sensibles, y lo mismo organizaba acopios de víveres, cobijas para los necesitados, como señalaba las insensateces de los políticos, los gobernantes y todos cuantos descuidadamente pasaran por delante de su lupa ácida.
Aquí lo podemos disfrutar en una sus entregas a la revista electrónica Reporte Índigo, publicada el año 2009, hablando del entonces recién fallecido, otro grande de las letras, otro de mis pesares que siguieron a mis ás grandes duelos, Mario Benedetti.
Este Elogio de la Lectura se vuelve mágicamente y por azares del destino en un doble Elogio, el que hacemos a la obra y la persona de Germán Dehesa, autor de libros como por ejemplo No basta ser padre, Viajero que vas, Fallaste corazón o espectáculos como Borges con música, Pacto con botas, El pórtico de las palomas, entre otras más. Y está el Elogio que hacemos a Benedetti una vez más (ya lo habíamos hecho en su momento en Cadena de Lectores de Editorial Alfaguara) a través del elogio que de viva voz hizo el hoy fallecido.
Así, por raro que parezca, hablamos de un muerto que habla de un muerto, y ambos muertos nos hablan desde la letra viva de sus palabras escritas.
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