A pocos días de la autopublicación de mi "novela" Laberinto Bestial I. Semillero de indicios y mi primer poemario, con la publicación de este bolero, en cierto modo alusivo, quiero comenzar una serie indefinida en tiempo y forma de elogios de la lectura de canciones y boleros. Para ello acompañaré no sólo el tema musical sino la letra y, tratándose de elogios de la lectura, como otros efectuados en el pasado con otro tipo de obras, haré mis apuntes relacionando con lo que personalmente cada cual ha venido dejando en mi desarrollo y sensibilidad individuales.
A mí no me preocupa demasiado que la gente no lea en cantidad, ni que lea en una estandarizada y supuesta línea de "calidad". Cada quien sabe lo que le aporta, lo que le place, lo que le resulta nocivo y lo que disgusta. Cada quien interpreta a su modo y desde su muy particular experiencia y conocimientos los significados que toda obra ofrece. Entre más cerrada es una obra en sus significados, más simple se hace para su degustación, pero también más rápidamente pasa de "moda". Esto lo vemos con bastante frecuencia en el mundo de la música. Pero también ocurre lo contrario, que entre más abierta se conforma una obra en sus significados, más se presta a la confusión y variedad interpretativas y más rápidamente cae en desuso o se arrincona a círculos de degustación muy reducidos por causa de su complejidad de estilo.
En este caso, dejo para que cada cual elogie a su manera este bolerito del compositor Luis "Güicho" Cisneros en las voces del trío Los Dandys. Lo he seleccionado como el primero en la tarea de ir armando un modesto cancionero, pues este es el otro interés de mi parte, "rescatar" algunas letras que no se hallan facilmente o de plano no están publicadas en la Internet.
Quede para disfrute de todos, especialmente de aquellos que, creyendo que hoy ya no se lee, publica ni vende poesía, pasan desapercibido que hoy, mediante los cancioneros y como en la antigüedad con los juglares, la poesía, el acto poético halla uno de sus mejores vehículos la música, pero no el único, pues la poesía en sí misma encierra la musicalidad del lenguaje, que es tanto como decir la respiración del lector que la da vida.
Vamos, vamos haciendo un caminito
y aunque sembrado esté de espinas
nos lleve adonde está la dicha.
Vamos, vamos tejiendo nuestras almas
para forjar la alfombra santa
de este sendero de esperanza.
Vamos, vamos labrando un paraíso
donde jamás llegue el hechizo
de la amargura y el dolor.
Corazón vamos ya, que debemos vivir.
Pero vamos, vamos planeando un laberinto
donde se pierda, cielo lindo,
la mala fe que pueda herirnos.
Vamos, vamos labrando un paraíso
donde jamás llegue el hechizo
de la amargura y el dolor.
Corazón vamos ya, que debemos vivir.
Pero vamos, vamos planeando un laberinto
donde se pierda, cielo lindo,
la mala fe que pueda herirnos.
0 comments:
Publicar un comentario