Una amistad en Facebook compartió, difundió, promovió el texto que incluyo más abajo de la autoría de un joven y talentoso poeta queretano, Hoz Goliardo Leudandez. Me parece una pieza fabulosa, pero como todo en esta vida, perfectible.
Sabido es que no me dejo llevar solamente por la primera impresión o el simple gusto. Lo que este texto tiene de virtud en la exploración de sonidos, imágenes, metáforas, ironía, incluso extensión, del mismo modo adolece de respiración. Retrata sí, en la retahila continua, la ansiedad que ahoga al "personaje" detrás del autor y consigue ahogarnos igualmente en ella, incluso desesperar. Aún cuando emplea y en ocasiones con acierto la puntuación para introducir pausas y retomar el aire, no le vendría mal dar un vistazo a los capítulos que, sin ser como este texto prosa poética, Fernando del Paso escribió magistralmente en Noticias del Imperio y donde retrata los monólogos enajenados de Carlota. Ahí, sin usar ni una sola coma, la construcción lleva al lector de manera natural a determinar los matices, tonos y bocanadas para dar el ritmo demandado por el texto y el personaje de forma "literariamente natural".
Confieso que no terminé de leer el texto que voy elogiando. Me cansó, como tal vez pueden también cansar en ocasiones muchos de mis textos, estoy consciente de ello. Pero es mi disciplina y convencimiento personal que lo haré (y dicho post scriptum lo he hecho, antes de redactar este elogio en su sitio correspondiente), porque toda obra merece mucho más que mi respeto, exige habitar, existir en los ojos y la mente del lector; ese es su derecho.
Me da mucho gusto ver que tiene este joven autor lectores con la capacidad de traducir el cansancio en una forma constructiva de condescendencia; lo digo refiriéndome a los amigos y contactos que dejaron huella en la forma de comentarios en Facebook.
Siempre me ha quedado claro que, en tanto escritor uno debe desarrollar una piel gruesa, no para soportar las críticas (constructivas en este caso) de aquellos a los que otros llaman entendidos, aunque no lo seamos del todo (yo siempre estoy aprendiendo y dispuesto a aprender), sino para agradecer sin vanagloria las loas de propios y extraños más preocupados por la autoestima (valor nada despreciable por fundamental) que de la precisión y claridad en un quehacer tan determinado como es nuestro arte de expresión literaria.
Si bien no soy quién para emitir consejos, la experiencia personal buena y mala me lleva a poner el acento en lo siguiente, tal vez útil para cualquier joven escritor (gracias Rainer María Rilke por tu ejemplo): Recuerda siempre cuando escribas, no importa qué y cómo, que cualquiera de nosotros, lectores al fin, para ser buenos lectores hemos de apelar nunca a tu biografía, ni a nuestro pobre o rico conocimiento de causa detrás de lo que posibilita una obra. Nunca está de más recordar lo que escribí en mis "Apuntes para no explicar un poema":
Último apunte: Es triste ver cómo los lectores muchas veces son más obtusos que los mismos autores frente a la crítica. Si de verdad leyeran, es decir interpretaran, y no nada más posaran los ojos en las letras para apaciguar sus entrañas por la acción superficial y efímera del gusto provocado por una o dos imágenes, se darían cuenta que peroratas como estas han apuntado a un ELOGIO detrás del cual he apuntado las bondades y virtudes, quedándome incluso corto, del texto compartido. En pocas palabras: aplaudí el texto, hice observaciones mínimas de cómo puede mejorarse aún más. Si los lectores no lo comprenden, flaco favor hacen defendiendo al autor más de los propios admiradores que de los detractores, de los cuales, por cierto, si los hay, no he visto ni señas, pues nadie que yo conozca ha atacado, despreciado o vituperado el trabajo expuesto más abajo. Todo lo contrario.
Lectores como esos, amigos, familiares, fanáticos sin objetividad, si bien son un bálsamo para cualquiera son los que no convienen a ningún autor, por mucho que lo quieran y estimen y expresen opiniones como la siguiente, la cual, si no se hubiera extraviado del contexto de la discusión, yo mismo suscribiría con total acuerdo y benignidad. Pero vaya, quien presumió entender, jamás comprendió:
La persona que escribe, sobre todo si es poeta, expone cuerpo y alma en esos versos. No es un acto noble matar a quien se acerca desarmado y de frente. Hoz no te va a decir nada, pero yo sí. Más respeto y más amor para hablar de lo que otros sienten. Demasiado livianas y pomposas tus palabras para ensuciar un poema. La crítica es respetable cuando está del lado de la poesía.
Así, amable lector, te comparto el referido y elogiado texto tal cual fue difundido a través de Facebook, para tu solaz y tu interpretación.
I
–JUEVES SANTO–
cena; las últimas sobras.-
Desemboca en mi pupila este Júpiter pasional a tempranas horas, con la maldita abstinencia de la carne que le da paso al menú marino en descuento y por la mitad, y yo con estos bolcillos vacíos, es mi cartera en esta cuaresma; un mar profundo sin tesoros con temática de piratas y de pelotas u ostras sin perlas que no llegan al precio ni tienen peso – ¿qué es muy pobre mi escenografía? o será que; ¿me faltan tantos huevos, o es que quizá soy estéril? porque al fondo de mis bolcillos no hay monedas y aún más al fondo… no hay espermas ¡qué tristeza de alta mar, con mis lágrimas brotando en altas velocidades náuticas! Y para no quedarme con las ganas de mojarra o atún en esta temporada “marino-vegetariana”, mastico la sucia tanga que hace meses resbaló del colchón y desde entonces habita bajo la cama, esa que le perteneció a una amante sin nombre que permaneció anónima en mis labios, sí, es que solo así puedo ser un caballero para no hablar mal de ella y guardarme las guarradas, para citarla como lo más impúdico durante algún poema sin que se entere, así que mordisqueando esa diminuta tela, desayuno agraciado y complacido por no quedarme con las ganas de este capricho; y tener en la boca el sabor a “papayo-pescado” con uno que otro pelillo. Para un poeta pobre la vigilia en esta cuaresma, no es más que el sabor a vagina que suplanta a la abstinencia… de carne roja –literalmente, a menos que sean ciertos días de mes prácticamente. Así de fácil, el bohemio poeta sin monedas para pagar la dieta de la abstinencia y ajeno a la irrelevancia de la fe; lo remedia haciendo el pescado en la primera mañana de cuaresma, sea solo el terco saborcito que dejó el cunnilingus de la última noche de juerga del ayer. El atún de la mañana, es el eructo al flujo de anoche amén. Pero no solo de eso se alimenta el hombre –menos el mitad bestia– así que deambulo sobre las calles, ando por plazuelas, orfanatos, cantinas y hospitales, ando con el arreo ripio ¡desempleado! ¡con sed!, ¡con hambre!, ¡insípido! ¡acalorado y con mucha prisa y mirada baja! Y no es que tanto me deprima vida, es solo que estoy buscando monedas en las esquinas baratas parca, donde los ejidatarios tiran sus lonches y no les pesa, y no les lastima, y no les interesa, les sosiega incluso; la herida del callejón oscuro que aborta a sus hijos a las sociedades en busca de las más repulsivas migas, que no es nada más que la mirada indiferente del transeúnte que huye de los paisajes crudos, gracias a su tecnología divina que lo aleja de los llantos huérfanos tan agudos y dolientes, es por eso que no le duele, con sus mp3 sonando recio y sus gps dictándoles el sano camino, ¿qué ha de perecer ese hombre que evade lo insalubre y enfermo, de las contiendas de los moribundos que día a día, la única música que escuchan, es el rugir de tripas y el metálico ronroneo de la urbe fúnebre, y el único mapa que poseen, es la ansiedad de un nuevo día en guerra y medio vivos y completos muertos? Y no es que tanto me deprima vida, es solo que estoy buscando monedas en las esquinas baratas parca, donde las primeras damas derraman el postre para que la silueta no costee aquella nueva cirugía, pero para ella, nada le viene, nada le interesa, es más, apuesto a que ignora de las poluciones minando los campos, pues para las Ladys no son vistas, ellas con sus mp4 de high definition, qué carajos han de saber que ese basurero venéreo, es el hogar u hotel de muchos, ahí está la basura de los nobles… y huele igual o peor que la de los pendencieros, pero ella no sabe, no huele, desde su porche el mundo es bellísimo y de todo lo demás se abstiene. Y no es que tanto me deprima vida, es solo que estoy buscando monedas en las esquinas baratas parca, ya sea de ejidatarios o mojigatas, porque tengo hambre por eso sigo en la vagancia otro rato más. A pesar de mi estatus de bajo vago y de clase media, siempre estoy disuelto entre la juerga y la eterna espera del resplandor que me ilumine, y salve de esta sed, de esta hambre eterna, de siempre estar viviendo al día y al pan con agua de mar que no llena. Poseo un poquito de auge en este pueblucho que me invita a codearme con la “verdadera gente” de “verdadero arte”. Ya saben; el hijo del primo hermano del tío que tiene un amigo que es cuñado del dueño aquel que es el director e íntimo de quien sabe qué, que ya por el hecho de tener abolengo, pálida piel –vitalicio ejemplo de que en su puta vida han sufrido de buscar empleo para comer, y que no necesitan gel para el cabello puesto a que jamás se despeinan por buscar una moneda agachados mirando el suelo, o un plato medio servido en el basurero–, porte de europeo de colonia popular, y de diva de centro botanero, de olímpica musa playmate de tianguis y de galancete sangre azul de balneario y etc etc.
Son estos el special cast, de toda la prole que va y es de sorprender, ya que la fiesta da para algo más que un simple saludar y beber, con sus alfombras rojas llenas de resplandecientes cámaras que miran morbosas, y sus móviles de rapidez ávida y el máximo mega pixel como lápida para la crítica en el twitter y en el face… Yo tengo la invitación para el teatro que se renta para esta sacra fiesta empezando desde hoy, los artistas y trabajadores públicos se codean palmo a palmo, van desde; críticos, actores, abogados, guardaespaldas, pintores, dramaturgos, senadores y poetas, o séase para que me entiendan:
Críticus;
uno que otro coladus civilus que nunca está de acuerdus en nada.
Actoricus;
neandertalicus presidentis que da siempre la buena cara de hipocritus.
Abogadicus;
rastrericus con buenos honorarius que avalan este hecho infamicus.
Guardaespaldis;
monigotus estupidecus cuida hipocritus.
Pintoricus;
alguno que otro puberticus grafitericus.
Dramaturgicus;
conyuguis de actoricus verborreicus.
Senaduris;
tipicus atomicus gorron traga todo.
Poeticus;
termino pateticus para entes desesperadicus.
Mala pinta, me prohíben la entrada, porque mi look es; ¡fachón de tianguis! No ¡fashion en la pasarela! solo en las andariegas patitas de la pulga de colonia popular puedo ser un príncipe con este atuendo 4x4; porque es deportivo, casual, de gala, pijama y ¡ah! por cierto… ¡mi único pantalón! Miro a las parejas entrar; ellos de etiquetas –señalando y alardeando como vestidos de pingüinos, pero más bien parecen un iceberg por fríos, mentirosos, abusivos y presumidos, presumidos de calentura extrema, cuando quizás solo son frígidos y no aguantan toda la noche dándole con fuerza–, ellas de máscaras –ya saben, el saludo; “buen día” es mera cordialidad, no piensen mal al imaginar que significa que la cara misma de la dulce mujer que tacha con su falsa mirada por pura hipocresía, quiere aguantar toda la gala sin que se delate tan pronto por la grosería, ni se arrugue a la primera por la discriminación, ni se desarregle después de horas y horas y vidas y vidas de ensayar su pose de diva o de culto cuerpo que merece adoración, digo, de estar en el taller de hojalatería y pintura o en los vestidores maquillándose o como sea que se llamen esos lugares, no, no es nada de eso en verdad.
Ni mucho menos vayan a creer que la razón por la que nos saluda con “amabilidad” es porque está muy caro todo el kit de maquillaje ¡claro que no!, es solo porque ante todo… ella es una dama (o mejor dicho; ya que estamos aquí entre nos, para ellas sería el taller de ojalá-¿teoría? que es más propio, de algo les servirá el rezo si es que ellas son creyentes, o la tesis si es que ellas son científicos) Pero bueno, hagamos a un lado esto, más al fondo de aquello, está el buffet de mariscos; que en sí son todos los enemigos hablando mal a espaldas de uno como ¡maricones!; el hijo del instituto y la cultura, el que dice ser el poeta de hoy en día, el ex de mi ex con aquel ex de mi ex, ex, ex; la fotógrafa loca –ven que no exageraba en lo de mariscos– uno que quiere ser policía, otro del trabajo social, y un hippie que disque ahora es un tipo rastaman –con esto van más para la new generation village people ¿macho men? –etc. etc. etc. Aburrido y mediocre lugar es el teatro que funge nada más como el resguardo de la pantalla, como la máscara del anhelo, como la mentira del mitómano necio, como la guarida del que no está unido a lo sublime, y se aferra a la réplica de sus envidias, “qué yo soy más bohemio, que yo soy más poético, que yo lo hice antes que aquel, que yo leí y supe antes que él y bla bla bla” Gruñe la panza; y entiendo que aquí, no es un buen lugar para disponer el solventar ese hambre que se tiene, desde el despertar de este Jueves santo de falso espiritual, ¿y qué se puede hacer? más que terminar en casa de mamá, para pedirle limosna y recuperarte calmando el hambre, pero con esta mala suerte que se realza, en mi contra y contra mis deseos ya desaires; porque al llegar a casa no hay nadie, y se me han exiliado las llaves como para ver si tienen siquiera queso de días, moho con chocolate, cochambre con tortilla, o mínimo el agua del váter para calmar esta sed mía, pero no hay nada, nada qué hacer ¿a dónde ir? está cerca la vivienda de otra ex novia ¡pero es más frígida que la procesión del silencio! y yo con las ganas que tenía de darle de garrotazos como masoquista para limpiarle los pecados y entre sin peros ni recargos al cielo, más es mejor cuidarse puesto a que es una hiedra venenosa sin su Domingo de ramos, quizá una viuda negra de un Lunes de velos –¡es que es capaz de embarazarse a propósito para retenerlos! Nada, siguen las tripas vacías, y esperando la suerte de encontrarme una moneda mientras camino, sin darme cuenta ni prisa; regreso al cuartucho de hotel donde al parecer, de día no es muy sano llamarle vivienda, parece más un matadero o solo otra tumba fría. Al llegar me ofusco encontrando todas mis pertenencias vertidas en el pasillo, falta de pago, sin esperanza en los rotos bolcillos, y de mi vieja Olivetti no se sabe paradero, inciertos senderos habrá recorrido para tratar de alejarse de mi porno-hibridismo emblema, y mi alma que pena, y el recepcionista que dice no saber de nada del paradero, que lo niega y lo niega mientras cambia los anuncios de horarios de entrada que antes tenía escritos a mano y en papel para envolver pan, y que ahora curiosamente los presenta en tamaño carta, y con letra a máquina 12 puntos times new roman. ¿Qué haré ahora? ¿Visitar siete casas? pero si yo no tengo tantos amigos, hoy todos están de juerga o recluidos, y si están, no creo que me admitan a dormir una noche ni diciéndoles que sus hogares son las más grandes catedrales, los más pulcros recintos, si tengo la mala costumbre de masturbarme en casa ajena de todos los nuevos y los viejos conocidos ¿Y si les digo que incluso me lavaré los pies por si no me creen que ya no padezco de pie de atleta? Reviso la correspondencia, varios sobres para mí y descubro a todos mis apóstoles, de los que predicarán mi palabra, todos están ahí, llorando por mi próxima muerte, pues para colmo del día sin comida, las ciudades lejanas faltas de mi palabra reniegan de mis apóstoles venéreos, dicen todas las cartas contestándome que no tienen tiempo para poemarios bélicos, y me regresan los trabajos cuantas editoriales existen
– ¿es el Judas el correctorcete de estilo? ¡pero ni me conoce! Surge la pregunta mientras padezco hambruna en la calle en plan de desalojado, y derrotado por las industrias editoriales que no creen comerciables mis tonterías, surge la maldita pregunta; ¿en verdad soy bueno o es hora de aprender un oficio? ¿esto es ser un mártir muerto en la falta ortográfica Gólgota? Paso toda la noche pensando y conmiserando, pensándome y conmiserándome; ¿qué será de mí ahora sin empleo, sin dinero, sin hogar, sin máquina de escribir, con un solo pantalón, con todos estos apostólicos poemarios que no me consiguieron ni un suspiro y con el estómago vacío? Gruñe la panza y sopla eterno el frío, mientras miro atento hacia arriba casi al amanecer clareciendo, descubriendo ser un pétalo que cayendo la noche y naciendo el día, es solo el último de la fila para pedir un deseo sin contar con la ayuda de alguna estrella brillante que sí conceda más que el deseo el verdadero anhelo, todo al final, siempre me hace saber una nueva verdad… que se trata tan solo de una vieja mentira. Llega la mañana y acaba la noche, no se podrá pedir el deseo de cenar estando fuera de tiempo y veo una estrella apagarse tan rápido sobre el firmamento que ni me escucha, y aunque tenga el brillo de mi casi extinto fuego en los ojos, prefiero ahorrarme el llanto con sus lágrimas tontas para una carcajada enfermiza, para un enemigo muerto, o para cuando en verdad le gane a ese destino que me sataniza como un “poeta” escueto, para eso quiero aguantarme el llanto, porque son las últimas sobras de mi alma que agoniza… en este maldito Jueves santo, en este maldito Jueves sin cena… que no merece que llene el cántaro con vino sangre de mis pupilas... si siempre he tenido vacío el plato hasta por la más insignificante de las injusticias. Y me aguanto el llanto, porque sí hoy perecí de hambre, necesito el orgullo de saber que no morí de sed porque hundí la cabeza… y no dejé de llorar ese maldito Jueves sin cena.
0 comments:
Publicar un comentario