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jueves, agosto 04, 2011

Saber amar-Adanowsky




El hijo de Alejandro Jodorowsky y una muestra de su talento heredado.

domingo, abril 03, 2011

Los Dandys Vamos al Paraiso.mp4




A pocos días de la autopublicación de mi "novela" Laberinto Bestial I. Semillero de indicios y mi primer poemario, con la publicación de este bolero, en cierto modo alusivo, quiero comenzar una serie indefinida en tiempo y forma de elogios de la lectura de canciones y boleros. Para ello acompañaré no sólo el tema musical sino la letra y, tratándose de elogios de la lectura, como otros efectuados en el pasado con otro tipo de obras, haré mis apuntes relacionando con lo que personalmente cada cual ha venido dejando en mi desarrollo y sensibilidad individuales.
A mí no me preocupa demasiado que la gente no lea en cantidad, ni que lea en una estandarizada y supuesta línea de "calidad". Cada quien sabe lo que le aporta, lo que le place, lo que le resulta nocivo y lo que disgusta. Cada quien interpreta a su modo y desde su muy particular experiencia y conocimientos los significados que toda obra ofrece. Entre más cerrada es una obra en sus significados, más simple se hace para su degustación, pero también más rápidamente pasa de "moda". Esto lo vemos con bastante frecuencia en el mundo de la música. Pero también ocurre lo contrario, que entre más abierta se conforma una obra en sus significados, más se presta a la confusión y variedad interpretativas y más rápidamente cae en desuso o se arrincona a círculos de degustación muy reducidos por causa de su complejidad de estilo.
En este caso, dejo para que cada cual elogie a su manera este bolerito del compositor Luis "Güicho" Cisneros en las voces del trío Los Dandys. Lo he seleccionado como el primero en la tarea de ir armando un modesto cancionero, pues este es el otro interés de mi parte, "rescatar" algunas letras que no se hallan facilmente o de plano no están publicadas en la Internet.
Quede para disfrute de todos, especialmente de aquellos que, creyendo que hoy ya no se lee, publica ni vende poesía, pasan desapercibido que hoy, mediante los cancioneros y como en la antigüedad con los juglares, la poesía, el acto poético halla uno de sus mejores vehículos la música, pero no el único, pues la poesía en sí misma encierra la musicalidad del lenguaje, que es tanto como decir la respiración del lector que la da vida.



Vamos, vamos haciendo un caminito
y aunque sembrado esté de espinas
nos lleve adonde está la dicha.

Vamos, vamos tejiendo nuestras almas
para forjar la alfombra santa
de este sendero de esperanza.

Vamos, vamos labrando un paraíso
donde jamás llegue el hechizo
de la amargura y el dolor.
Corazón vamos ya, que debemos vivir.

Pero vamos, vamos planeando un laberinto
donde se pierda, cielo lindo,
la mala fe que pueda herirnos.

Vamos, vamos labrando un paraíso
donde jamás llegue el hechizo
de la amargura y el dolor.
Corazón vamos ya, que debemos vivir.

Pero vamos, vamos planeando un laberinto
donde se pierda, cielo lindo,
la mala fe que pueda herirnos.

miércoles, enero 26, 2011

Cuaderno de piel




Quizá el mejor, o uno de los mejores libros o película que cualquiera, y muy especialmente nosotros los varones podemos y debemos leer es el cuaderno de piel llamado desde antiguo mujer.

En su superficie y desde ella se han escrito y proyectado las aventuras más incitantes y, perdón por la cacofonía, excitantes. Y como es un libro harto difícil de reseñar por la cantidad de variedades que existen hoy, mejor expongo a su consideración elogio de la lectura este que acompaño con un breve poema que me habría fascinado escribir sobre alguna de sus pastas.

MUCHO BUSTO

Grandes senos
alud de deseo
artificio de lujuria
donde la piel estira
el ansia hasta el extremo.
Firme y musical nota,
poema sostenido
entre manos como estas, cuencos
donde el beso unta
la humedad convulsa.

Se nos hacen grandes
los sueños sin ternura
que urgen al afiche plano
a envolver al inquieto estilo
entre almohadones de pluma
y alimentan la ilusión
en los ojos d'este aún niño
párvulo en amores, juguetón.

martes, octubre 26, 2010

Responso por Alí Chumacero



Apenas enterado de la muerte del insigne poeta y editor mexicano Alí Chumacero repasé mi biblioteca y busqué lo más apropiado para recordarlo. Todo lo era, pero elegí, por la época del año y la causa de esta entrega, unos fragmentos del poema intitulado "Responso del peregrino" del hoy finado autor y que encierra en las palabras del mismo lo que, me parece, ninguna reseña de su obra podrá aportar fuera de datos biográficos y bibliográficos. Sirva pues este Elogio como un gancho para conocer más de la obra poética de este sólido poeta que, junto con Octavio Paz, atravesó el siglo dejando honda huella en la cultura mexicana.

Yo, pecador, a orillas de tus ojos
miro nacer la tempestad.
Sumiso dardo, voz en la espesura,
incrédulo desciendo al manantial de gracia;
en tu solar olvida el corazón
su falso testimonio, la serpiente
de luz y aciago fallecer, relámpago vencido
en la límpida zona de laúdes
que a mi alma despliega tu ternura.
...
Hablo y en la palabra permaneces.
No turbo, si te invoco,
el tranquilo fluir de tu mirada;
bajo la insomne nave tornas el cuerpo emblema
del ser incomparable, la obediencia fugaz
al eco de tu infancia milagrosa,
cuando, juntas las manos sobre el pecho,
limpia de fama y destrucción
de ti ascendía al mundo la imagen del laurel.
...
En ti mis ojos dejarán su mundo,
a tu llorar confiados:
llamas, ceniza, música y un mar embravecido
al fin recobrarán su aureola,
y con tu mano arrojarás la tierra,
polvo eres triunfal sobre el despojo ciego,
júbilo ni penumbra, mudo frente al amor.
...
Ruega por mí y mi impía estirpe, ruega
a la hora solemne de la hora
el día de estupor en Josafat,
cuando el juicio de Dios levante su dominio
sobre el gélido valle y lo ilumine
de soledad y mármoles aullantes.

Tiempo de recordar las noches y los días,
la distensión del alma; todo petrificado
en su orfandad, cordero fidelísimo
e inmóvil en su cima, transcurriendo
por un inerte imperio de sollozos,
lejos de vanidad de vanidades.

Acaso entonces alce la nostalgia
horror y olvidos, porque acaso
el reino de la dicha sólo sea
tocar, oír, oler, gustar y ver
el despeño de la esperanza.

Sola, comprenderás mi fe desvanecida,
el pavor de mirar siempre el vacío
y gemirás amarga cuando sientas que eres
cristiana sepultura de mi desolación-
...
(Tomado de Ómnibus de poesía mexicana, Siglo XXI Editores, 1973)