Por andar con esas generalizaciones... luego no se quejen, mujeres/hombres de las que hacen sus contrapartes; afirmaciones con cualquiera de las cuales no estoy de acuerdo, si acaso en broma.
Ahora que, si de generalizar se trata, ¿qué, no somos todos seres humanos? Quien esté libre de frustraciones que arroje la primera gracia. Y ya que estamos cortados y cortadas por la misma tijera, mejor culpemos de nuestra mala hechura al sastre que pespunteó nuestra conciencia al permitirnos existir. Si no abrochamos bien, no es tanto por una mala elección nuestra; al fin, ustedes y nosotros, como prendas para el afecto, somos quienes terminamos colgados de los hombros o ceñidos a las caderas de otros. Si el saco no te queda, hazlo a un lado y prueba otro. Siempre habrá un roto para un descosido. Es cosa de saber buscar entre percheros, tumbaderos, ganchos, tianguis, boutiques, hasta entre los desperdicios reciclados; y, también, por qué no, aprender algo de costura inteligente para conformar la prenda que ajuste al temperamento. Pero sobre esto último, ¡cuidado!, porque también se puede errar en la elección de los materiales, patrones y medidas, tanto como en la confección.
La violencia entre géneros no comienza con el primer golpe o la primera diatriba, sino con el primer prejuicio hacia el otro.