EL TIMBRE de voces como las de este chico no son mucho de mi predilección, pero no me cierro nunca y reconozco el talento donde quiera que se encuentre. Este muchacho proyecta no sólo con la voz, sino con las manos. No es necesario verlo tocar el piano, para que las notas que arrancan sus dedos nos conmuevan. No es necesario que gesticule en exceso para que su mirada nos transmita el significado detrás de las palabras y de la melodía. No es necesario, como ocurre en muchas composiciones, grupos, cantantes de hoy, acentuar el ritmo para que la música nos ponga a vibrar. La dulzura, sin empalago, siempre llega al fondo del corazón. Por supuesto, en gustos se rompen géneros. ¿O tú qué opinas, amable lector?
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What light of day isn't today?
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