Tal como prometí en algún artículo previo, pongo ahora a tu consideración, amable lector, las siguientes apostillas al que fuera mi segundo libro publicado (si consideramos mi tesis de licenciatura, que también estoy rescatando en forma de blog y cuya liga hallas en la columna de la izquierda), Laberinto Bestial 1. Semillero de Indicios.
La siguiente carta que escribí al famoso, insigne periodista mexicano Jaboco Zabludovsky para acompañar el paquete conteniendo mis primeras obras para ponerlas a su consideración y en la esperanza de que, lector ávido que era, pudiera reseñarlas en su programa radiofónico; esta carta, digo, contiene las claves de ayuda para una mejor o por lo menos más clara, guiada lectura de aquel primer libro y juguete literario que es mi Laberinto Bestial.
La misiva tiene su historia propia. Luego de que alguna amistad, tras leer mi libro, me dijo que no entendió ni madres (esperaba una novela lineal en su estructura y nunca se percató de que es una especie de compendio de historias y la trama se encuentra encastrada, oculta en el conjunto) supuse que para efecto de una reseña periodística podría ser de utilidad trazar el derrotero para mover a los lectores a entrar y salir en el libro sin temor a perderse, aunque ello pueda suponer medrar el lector en la interpretación con menoscabo de la diversión que implica adentrarse en la aventura del descubrimiento, el misterio y desentrañar los indicios que permiten la comprensión de un asunto como un ejercicio intelectual de desarrollo personal.
Así, la líneas siguientes obedecieron a ese afán. Ignoro si Jacobo leyó la carta, si leyó mis libros, pues meses después falleció
Hoy abro este archivo, lo hago público y lo comparto con todos ustedes.
La carta y la ruta crítica
Naucalpan de Juárez, Estado de México, a 28 de enero de 2015
Distinguido y siempre admirado Jacobo [Zabludovsky]:
Primero que nada ofrezco una disculpa por la familiaridad al referirme a usted, don Jacobo, quizá lo que diré en las siguientes líneas me excuse lo suficiente y comprenda así el motivo de esta carta como el del presen-te que la acompaña.
Le conozco a usted desde que yo era niño. Alguna vez se lo conté en una carta semejante con que acompañé mi tesis de licenciatura en Ciencias de la Comunicación, por lo que no entraré en muchos detalles. Ignoro si aún conserva esa tesis intitulada Estética y Comunicación. En busca de una actitud estética que es un orgullo para mí porque resultó favorecida con una mención honorífica en el VI Concurso de Tesis organizado por CONEICC en 1991, o incluso si guarda aquella misiva, no obstante albergo la ilusión de que así sea.
Al toro, como usted dice. Acompaña a esta misiva un par de libros de mi autoría. No son mis primeras obras, si consideramos que luego de aquella tesis (pensada para publicarse y en esa tarea ahora me encuentro) prácticamente toda mi vida profesional me he dedicado a escribir lo mismo guiones para radio y televisión que artículos de opinión como columnista que fui de El Universal entre 1989 y 1998 aproximadamente, escribiendo bajo el seudónimo J. Antonio Castillo de la Vega la columna “Paréntesis”. Sin embargo sí pueden considerarse mis óperas primas salidas del alma, no porque en lo otro no ponga el corazón, sino por la entrega profunda.
La historia de Laberinto Bestial 1. Semillero de Indicios es larga y la resumo. Originalmente lo escribí hace 26 años, siendo universitario todavía, como una antología de cuentos que llevaran entre sí más o menos relación y que pudieran ser leídos de forma, como llamaba yo entonces “interactiva”. Lejos estaba de imaginar que un decenio después la interactividad sería un hecho cotidiano por virtud de los nuevos medios electrónicos. En alguna ocasión lo llevé a un par de editoriales sin que causara interés. Buscaban novelas o ensayos. Algún editor me recomendó dejar reposar en el cajón la obra. Así hice. Mientras tanto, yo seguí escribiendo lo que demandaba mi profesión, el oficio, con el gusto de siempre y continué dando rienda suelta a la pluma en la poesía y explorando además otros géneros, dejando todo acumularse en las libretas y los cajones.
En 2009 falleció mi adorada madre, María Teresa Torres Pallares quien lo conoció. Quizá usted a ella ni la recuerde. Ella me contaba cuánto lo admiraba desde que lo conociera como compañero de banca en unos cursos de Filosofía que impartían en la Universidad Obrera (que por alguna razón muy respetable usted ha negado haber pasado por las aulas de la universidad creada por Lombardo Toledano), donde ella además de ese tema estudió taquimecanografía y literatura, esto allá por finales de los años cuarenta. “¡Cómo me gustaba ese güerito!” decía mi madre. Y desde entonces en casa siempre se refería a usted como “Mi Jacobo”. Dos amores platónicos tuvo ella: usted y su amigo el cantante Raphael. Años después se daría el reencuentro cuando ella gestionó una visita a su estudio de televisión, al programa que transmitía los sábados por la mañana en Televicentro, entonces recién llamado Televisa, para que asistiéramos los compañeros de sexto de primaria que formábamos parte del staff de circuito cerrado de televisión de mi escuela, los Colegios La Salle del Estado de México. Años antes, teniendo yo 7 de edad, tuve oportunidad de conocerle en persona, a la distancia, en el Auditorio Nacional, durante un espectáculo, creo que del Hollyday on Ice, si no me falla la memoria. Entonces quedé prendado de su hija y escribí mi primer poema. Lo quiero mucho, aunque es una bazofia literariamente hablando. Tengo a bien o a mal no deshacerme de ninguna de mis “criaturas” en las letras y aunque soy dado a corregir, no meto demasiado la mano por preferir que la frescura sea la determinante del decurso de una obra.
Perdone la digresión. Tras el fallecimiento de mi madre, una amistad me instó a que me dedicara más de lleno a escribir. Tanta era mi depresión... Viví con mi madre toda mi vida, desde el primer minuto de mi existencia hasta el último de la de ella, 46 años. Nunca sostuve relación con nadie en particular. En fin, movido por la solicitud de esta amistad puse manos a la obra y decidí que era momento de desempolvar mis múltiples proyectos y qué mejor que empezar con un libro ya “terminado”. Le di la vuelta para transformarlo de un libro de cuentos en una obra híbrida, una novela-antología que justificara la idea de la “interactividad”, pero ahora aprovechando las bondades de la tecnología. Desafortunadamente, más pronto que tarde me percaté que lo-grar esa interactividad me implicaría pago de derechos a compositores y mucho más trabajo de programación para el cual no estaba yo preparado ni contaba con los recursos o conocimientos. Así que opté por simplemente incluir dentro de la obra los “indicios” que permitan al lector establecer o descubrir los nexos. La interactividad queda a expensas de la voluntad del lector que puede leer la obra ya desde el comienzo, el final o por donde se le dé la gana. Pues la trama central de la novela es encastrada, es decir que está recortada y distribuida a manera de una rara cremallera o rompecabezas que el lector ha de integrar del modo como su leal saber y entender le permita, pues solo doy claves. El lector puede perderse en el laberinto, sobrevolarlo, adentrarse o hallar la salida. Encontrará capítulos-cuentos que no llevan relación y no llegan a ningún lado, que son “puertas y salidas falsas”, y otros serán como túneles o puentes de interconexión. Abandonar la lectura es tan-to como declararse perdido y a la espera de que llegue otro al rescate. Ese otro será el volumen dos que actualmente estoy en proceso de escribir: Laberinto Bestial 2. La marca del laberinto al alimón con una joven modelo y actriz Dann Cole, segundo de tres tomos de esta “saga”.
La historia central gira alrededor de la desaparición de un escritor que ha dejado materiales truncos de su próximo libro a su editor, quien por razones mercadológicas y desesperado se ve en la necesidad de armar el primer volumen (ahora en sus manos). El escritor pretende armar una historia de historias, en la que cuenta un tórrido romance entre un hombre de mediana edad, entre 45 y 55 años, y una joven veinteañera, inspirado en el mito de Teseo y Ariadna. Es pues, una novela en capas que se yuxtaponen y hacen “necesaria” la intervención de múltiples y narradores, aun cuando hay uno que es el principal, no es el escritor y queda en el misterio.
Laberinto Bestial 1 entonces es una obra que invita a la divergencia. Laberinto Bestial 2 y 3 serán en definitiva lineales y de lectura secuencial y resuelven los vacíos del primero.
Si usted quiere leer el libro que finalmente auto publiqué en 2011 como antología de cuentos, no pasa nada, solo que hallará que algunos aparentemente están mal escritos, o sin final o son vagos o crípticos, los nombres de los personajes y las situaciones pueden ser enmascaramientos que ocultan pistas. Si lo quiere leer como novela, en las siguientes líneas le recomendaré un derrotero. Sea lo primero o lo segundo es un libro para ver-se como juguete literario y usted, como lector, llena los huecos.
El derrotero que le recomiendo a usted para facilitar la lectura, con base en el contenido:
Trama de Homero Núñez “Cuentero”
- Advertencia
- Espejo recurrente
- ¡Oh vosotros que entráis!...
- Laberinto de Indicios
- Carta al editor 1/6
- Carta (al editor) 2/6
- El terodáctilo psicodélico
- La caza del pentacornio
- La mujer serpiente
- Realidad y Ficción
- Claro de luna
- Siempre
- De cuando en cuando
- Convergencias
- Espejismo
- Quahutihuacan
- Claves, como sueños rotos
- Dos soledades equis (instantáneas)
- La propuesta del Fénix
- Fijad el final
- Historia de chat 7/44
Subtrama de Orestes Crisomallón
- Advertencia
- Carta del editor 1/15
- Carta del editor 3/15
- Carta del editor 6/15
- Historia de chat 7/44
- Retazos de título pendiente
Subtrama de Konstantinos y Mármara
- Retazos de título pendiente
- Virajes y puertas
- Sin sangre ni arena
- Historia chat 9/12
- Alcyon
Subtrama Teseo-Konstantinos
- El árbitro de su fortuna
- Aspiro a ser tú
- Fatales primeros pasos
- A golpe de fuego y clava
- Un nuevo capítulo
Subtrama Alcides
- Trazos de gubia
- Porque el “hubiera” sí existe
El segundo libro que acompaña a esta carta es mi primer poemario Por causa de un Amar Tal. De él no diré mucho, solo que lo escribí en escasos meses. Incluye en su mayoría poemas escritos en la misma época que modifiqué la anterior obra y que conocí a cierta dama que me arrebató los sentidos, solo los sentidos. Varios de esos poemas, por coincidencia conectan con mi Laberinto Bestial, por lo que de algún modo, guardando relación, es una especie de pista o indicio no hecho al propósito, pero ayuda. Se trata de poemas romántico-eróticos creo que de buen gusto.
Opté por auto publicar ambos títulos, que actualmente solo se pueden encontrar en Amazon, Noble&Barnes, Lulu.com (si bien mi fallo está justo en la difusión y las ventas) porque, hoy, entrar por medio de una editorial y sin respaldo de alguna clase es muy desgastante. No hay agentes literarios que valgan la pena, además de ser muy pocos y con preferencia por las plumas “consagradas”; o son extranjeros.
Mi afán, como es de suponerse, es de esperanza: espero, sueño con que algún día mis modestas aunque pretenciosas letras puedan dejar indicios, huellas, señas en la literatura de mi país, en el gusto de los lectores y por supuesto de nuestra amada lengua española. Comienzo mi “carrera literaria” tardíamente, pero es mi intención que se consolide, paso a paso, aunque eso implica, ya lo sé, muchos sacrificios pues el camino de las letras, ya se sabe, es tanto objeto de vilipendios como de loas, de hambre como de satisfacción. Espero que la lectura de mis obras le resulte grata y las considere dignas de recomendar a otros lectores y, por qué no, a editores de su conocimiento.
No le quito más tiempo, ya me amplié bastante. Quede que le extienda un afectuoso abrazo y le exprese mi más sincero reconocimiento por todos sus logros.
Desde la página de mi sitio puede usted saber más de mí así como otras muchas cosas que escribo en mis variados blogs.
Quedo de usted, su amigo y admirador.