Vestido de nostalgia, en un juego de mascaradas, Con
Siendo ese libro una colección de ensayos sobre escritores, decanta sutilmente la razón de ser de la propia obra de Ruy Sánchez. El mosto del deseo aquí comienza a justificarse a modo de experiencia vicaria. Con cada nombre, con cada referencia, las palabras se vuelven gotas cargadas de anhelo.
Al paso de las páginas, uno avanza adentrándose no sólo en los intereses, devaneos y rutas de la melancolía entendida como forma aletargada del afán; no sólo se la asocia con la biografía y la operalia de artistas reconocidos u olvidados, sino sirve de sendero para aproximarse tímidamente a la embriaguez del máximo deseo expresado en el dilema de ser o no ser lo que la vocación dicta, aun a contrapelo de lo establecido.
Convienen las líneas de Ruy Sánchez que frustraciones y triunfos, o su sola posibilidad, convierten al artista en un lector artesano, cuya especialidad en entramar textos sean literarios, pictóricos o de cualquiera otra índole, lo empata con el pesador de ilusiones. Así parece asumirse Ruy Sánchez.
Afortunada o desafortunadamente para mí, el volumen de la obra reseñada es de veras de una rareza de colección, a causa de una falla de imprenta. Encuadernado con la falta de todo un pliego que abarca las páginas 113 á 128, aparte de ocasionarme este hecho malestar, provocó en mí un inusitado deseo. Tan a propósito no podía haber sucedido el error, cuantimás porque leyendo la obra a 13 años de distancia de haberla publicado por primera vez la editorial Taurus, la sensación de haber extraviado el satisfactor de mi hambre lectora me contrarió. Vino a mí la idea de que, al impresor, autores como Beckett, Frisch y Víctor Hugo eran meros apéndices y los lances verbales de Ruy Sánchez en torno a ellos para pescar “la gravedad de
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