Un colega y amigo me envió la siguiente calaverita alusiva a mi persona. Gracias por el detalle desde aquí y antes que la puerta de estos días de difuntos se cierre y me quede fuera, vaya para el disgusto de La Pelona y mi admiración sincera para mi compañero de andanzas dolientes (su madre murió poco después de la mía) y literarias.
Valentín escribía su revista,
a las dos de la mañana,
no espantaba ni pedía,
una columna editaba.
Y Antonio le contó
de sus coplas a la muerte,
Pero Antonio no sabía
que se le acababa la suerte.
Y cuando abrió su correo,
viendo la contestacion,
la muerte muy adusta
de su vida jaló el cordón.
Tenga salud caballero.
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