UNA DE MIS MUSAS, Verónica Meléndez Coronado, mejor conocida como "Mujer Luna Bella" (su nombre de batalla, "artístico", como bailarina teibolera y éscort), de quien ya he escrito en mi blog Indicios Metropolitanos aparte de mi blog Forja Poética donde compendio mi poesía, y por quien tengo clara admiración y estima, publicó ya su primer videoclip musical intitulado "Sí, soy una puta", en el que declama, a ritmo de no sé qué, fragmentos del monólogo "Yes, I'm a slut" escrito por Clementine Morrigan (2011) (video).
Así como me he prodigado alrededor de su sensualidad en loas con mis versos, debo ser objetivo sin que por ello haga desdoro de su persona.
Me atrevo a afirmar que encierra su video todo el kitsch, el colmo del mal gusto, de la decadencia hasta de lo posmoderno a que ha llevado la moda de sustituir a los músicos por DJs y permitir a cualquiera repetir letras sin la menor gracia, para empezar.
Verónica Luna (como quisiera llamarse), la ninfómana, se asume como puta y le agrada ser puta; y ha construido un personaje chabacano alrededor de esta imagen, de esta profesión suya. ¿En demérito de su propia dignidad? A ojos de algunos tal vez. El tiempo lo dirá. No menciono nombres, pero ya va cometiendo el error de otras tan putas como ella (de que las hay, ahí están; algunas incluso así han encontrado sus reventados millonarios con los cuales formar un hogar) que, andando su existencia de antro en antro y de pene en pene, y de vicio en vicio, cierto día decidieron también hacerse DJs, como un side line para cuando ya han dejado de cotizarse, lo que ocurre a partir de los 35 años ¡y ella apenas tiene 24, está en la flor de la edad!, y vaya que es deseable, como puta y mujer.
Así como me he prodigado alrededor de su sensualidad en loas con mis versos, debo ser objetivo sin que por ello haga desdoro de su persona.
Me atrevo a afirmar que encierra su video todo el kitsch, el colmo del mal gusto, de la decadencia hasta de lo posmoderno a que ha llevado la moda de sustituir a los músicos por DJs y permitir a cualquiera repetir letras sin la menor gracia, para empezar.
Conste que no soy crítico musical, pero sí melómano y, de plano, prefiero a mi musa en la cama o con otras expresiones, incluso encuerándose en el metro de Monterrey (así salto a la fama) o en sus "decorosas" y estimulantes incursiones en la pornografía. Podrá encantarle el reventón, pero que no se preste a estos esperpentos.
Considero que ella tiene, fuera de ser una fantástica amante, otras facultades mejores aunque por pulir y las cuales podría canalizar de manera más destacada, si dejara de estar picando aquí y allá, sin ton ni son, en la búsqueda de una definición de sí misma. Aunque, no la critico por esto, al fin todos vivimos en una eterna búsqueda de quiénes somos.
Verónica Luna (como quisiera llamarse), la ninfómana, se asume como puta y le agrada ser puta; y ha construido un personaje chabacano alrededor de esta imagen, de esta profesión suya. ¿En demérito de su propia dignidad? A ojos de algunos tal vez. El tiempo lo dirá. No menciono nombres, pero ya va cometiendo el error de otras tan putas como ella (de que las hay, ahí están; algunas incluso así han encontrado sus reventados millonarios con los cuales formar un hogar) que, andando su existencia de antro en antro y de pene en pene, y de vicio en vicio, cierto día decidieron también hacerse DJs, como un side line para cuando ya han dejado de cotizarse, lo que ocurre a partir de los 35 años ¡y ella apenas tiene 24, está en la flor de la edad!, y vaya que es deseable, como puta y mujer.
Tiene especial gusto por la poesía y la literatura en general. Pasó de rapidito, sin mucha convicción, por la carrera de Ciencias de la Comunicación. Hace sus ejercicios de redacción creativa, desarrollando ficciones y barruntos de poemas y sueña con convertirse en escritora. Tiene madera, un poco tosca, dura como el ébano, pero estoy seguro que con la guía adecuada (yo se la he ofrecido sin considerarme el non plus ultra) sabrá explotar esa veta expresiva. Ya se vé que entre las más lindas piezas de talla están las hechas en ébano.
Tolero y hasta comparto el cinismo de mi musa tan puta como se asume, pero me duele que raye en una imagen que contrasta totalmente con lo que ese cinismo señala. Por supuesto que en su descargo pueden alegarse su frescura, su desfachatez, su indecencia, su ternura (que me consta), su inmadurez. Quizá el temor a ser censurada o la impericia de quien le ofreció la producción del video...
En vez de un video "contestatario", como plantea el texto del monólogo medio declamado que contrasta con la muy superior y bella comedia teatral del Monólogo de la puta en el manicomnio escrito por Franca Rame y Darío Fo; o uno con la fuerza para reivindicar a las putas (prostitutas o no), resulta poco menos que uno más entre el conjunto de bazofia que circula por ahí literalmente nomás pa'mover el culo.
Sí, ya sé que muchos chavos me tildarán de ruco ridículo, pero procuro estar al día también en notas musicales y esto no más no entra en otra categoría que la de "si lo ví, ni me acuerdo". Teniendo una oportunidad para mostrar al personaje más consolidado, para generar un producto poco más que solo comercial, más comprometido, simplemente nos presenta esto: