Escribir mi mega saga Calima ha sido toda una aventura en sí misma y no exenta de obstáculos y dificultades. Haber tenido la ocurrencia de dar vida de una vez y simultáneamente al conjunto o casi totalidad de ideas y proyectos que tenía guardados en el cajón puede parecer una locura, sobre todo si se piensa que en su origen cada idea y proyecto surgieron de manera independiente. Hacer tal propuesta entonces ha significado un esfuerzo creativo por hallar probables puntos de conexión entre los proyectos dispares y trazar todo un entarimado para que, como un todo, cobren en la unión coherencia y congruencia.
El proyecto más difícil en este sentido es el relativo a la biografía de mi familia que se conecta con mi blog A la sombra del azufaifo y donde voy rescatando anécdotas familiares, retratos que justifican no nada más mi existencia sino los roles que, en vida y de manera real, los parientes que me rodean tuvieron en ciertos momentos de la historia de México. Sé que puede parecer petulante, pero mi único afán es honrar la memoria de aquellos que, en su gran o menor medida, no solo me definieron como persona, sino contribuyeron a hacer de este mi país lo que es hoy, más para bien que para mal, y cuyo legado no tendría que quedar en el olvido de las generaciones venideras de mexicanos, no solo de la familia, sin que esto implique un grosero menosprecio por lo que otras familias distintas de la mía hayan podido hacer por su parte, en su derrotero.
Dentro de Calima, el proyecto de la biografía familiar hace el denominado mundo o libro cuarto. Su dificultad presenta varios niveles. Para empezar los propios de la misma biografía al recabar la información, capturar las anécdotas, precisar los datos de nombres, fechas, lugares, documentar. Por otro lado, contar la historia, hallar el punto de vista o los puntos de vista desde los cuales narrar y describir los hechos, los dichos, encarnar a los personajes investidos tanto de ficción como de realidad, con total verosimilitud empero sin menoscabo de la imaginación y la memoria. Como dicen muchos biógrafos o celebridades como Gabriel García Márquez o Pablo Neruda en sus autobiografías, la vida se cuenta y descuenta según se recuerda y aquí, gracias a las grabaciones y entrevistas y apuntes que realicé guardo las perspectivas individuales y de conjunto de mis familiares directos, aunque también no deja de ser parcial y sujeta a los vaivenes de la memoria individual de cada quien, por lo que debo llenar los vacíos con investigación al efecto y ello lleva tiempo, ha llevado tiempo, mucho tiempo desde que comencé el proyecto hacia mediados de la década de los noventas del siglo pasado.
Además de esas dificultades propias del género, se han sumado las respectivas de mi ocurrencia de sumar el proyecto a una saga fundamentalmente de ficción, así que el principal problema es cómo ligar, seguido de cómo retratar a los personajes y sus situaciones sin romper la idea de la ficción, así como de qué manera plantear la ficción para que no pierdan verosimilitud los personajes y situaciones reales.
Lo anterior me ha tenido dando tumbos, rompiéndome la cabeza, hasta que una imagen vino a mi cabeza a partir de una de mis aficiones más queridas: el tejido en telar.
Con esa imagen en mente he ido llevando y trayendo el proyecto en su estructura hasta conseguir una metáfora general que permite incluir cada proyecto dentro de un gran todo que es Calima, y ello implica claro a la biografía familiar.
El principal objetivo al recurrir técnicamente a esta metáfora es cuidar la integridad de la mega saga como proyecto sin distorsionar demasiado las ideas básicas que detonaron los proyectos individuales, de manera que puedan ser leídos de forma independiente, pero además como parte proporcional de un universo mayúsculo.
Un tejido se conforma fundamentalmente de dos partes: la urdimbre, que forma la base estructural en la que se formará el canvas o la malla o tela, el texto o tejido. La raíz etimológica es la misma del indoerupeo teks-, con el supuesto significado (redundante), según algunos filólogos de habilidad para tejer, fabricar con hacha (si consideramos que las hachas primitivas se hacían a partir de anudar con cuerdas tejidas mediante fibras naturales o animales el filo a ramas trenzadas), raíz que sirve también para derivar el vocablo tecnología y otras relacionadas.
Se teje por lo general, aunque no como regla indiscutible, de izquierda a derecha y regresando de derecha a izquierda, de abajo hacia arriba preponderantemente, yendo y viniendo en la introducción del hilo (en este caso de sucesos) los que se van trenzando, cruzando con las líneas de la urdimbre, por arriba y por abajo de los hilos. En este caso mío, cada hilo de la urdimbre se corresponde con un mundo o libro o proyecto de mi cajón, en total de 45 a 48 (sin contar ensayos, dramas y poemarios). Me he ceñido a un número non para apegarme a la norma básica del entramado pues en el retorno de cada trama se espera la presencia del reverso. Cada mundo implica una historia individual, sí, pero también un contenedor de las tramas y subtramas que dan forma, color y solidez al conjunto tejido. Así, cada cruce de trama-urdimbre se corresponde ya con una escena, capítulo o episodio individuales en el desarrollo. Eso lo explico en la página de actualizaciones en el blog de Calima en lo relativo a los cambios sobre etiquetación.
Con esta imagen metafórica en mente me he dado a la tarea (espero no cambiar de idea otra vez) de ir acomodando las escenas, capítulos y tramas conforme a un orden como en un tejido, de manera que las escenas o capítulos o episodios de cada libro (urdimbre) guarden relación y conexión en una relativa secuencia con las aledañas, más o menos próximas, sin que se siga por fuerza un orden reglamentado, pero sí ajustado a un cierto parámetro y una pauta basada en el cruce y aparición o presencia de los personajes según se vaya requiriendo. Así, algunos personajes de ficción podrán cruzarse con la biografía familiar y algunos acontecimientos de la biografía familiar podrán proyectarse en extensión o enmascaramiento en las historias propiamente de ficción.
Para usar otra imagen que ayude a comprender el proceso: en el libro uno incluyo un capítulo uno que a su vez incluye, digamos, tres escenas que, por razones de la mecánica de publicación por entregas, se presentan como episodios aparentemente sueltos si se fija uno solo en la numeración general del esquema. Eso se puede comprender mejor dando un vistazo al índice también dinámico incluido en el blog referido.
Así, en el prólogo (primeros episodios ya publicados) se incluyen las prótasis (escenas iniciales, de gancho) de los primeros ocho libros como si fueren los nudos de la urdimbre de un telar de siete líneas. El octavo libro corresponde al punto de retorno. El conjunto de la mega saga se conformará por siete telares, cada uno con siete libros como urdimbres y un octavo de retorno. pero telares además conectados entre sí por una línea de trama central que unifica al proyecto y que toma como base al personaje narrador ancla que es Homero (escenas en negro). Esto obedece a una decisión muy pragmática orientada a las dificultades de los lectores. Sería obsceno pretender un prólogo con sendas prótasis por el total de los libros, pues eso supondría confundir a los lectores con la presentación de un conjunto de personajes y situaciones, no todos relacionados. Cada telar, entonces puede ser comprendido como un bloque de producción aparte, pero dependiente al final de todo el conjunto.
Finalmente, la otra dificultad que me motiva a tener extremo cuidado en la consecución de las acciones de la saga toda es la continuidad secuencial vista no nada más en un sentido "horizontal", entre escenas de los libros con los restantes sobre la misma línea tramática, sino en sentido vertical, entre las escenas que conforman los capítulos de cada libro y su respectiva e independiente historia y estructura. Pero, además, en algunos casos en un sentido diagonal o incluso con relación a escenas muy apartadas en el tejido completo. Esta dificultad es tanto como conseguir que la mirada en el ojo derecho se corresponda con la comisura en la boca del retrato hecho como un todo en el tejido, así que la Gestalt supone una constante definitiva casi tanto como una visión casi literalmente cuántica por lo que toca a la complejidad para determinar el estado (lugar y velocidad) de una partícula.
Estos escollos propios del trabajo creativo y específicos de este mega proyecto explican en parte que incluso y contra las expectativas halla optado por no publicar como el plan original estipulaba de un episodio semanal o más, si bien escribo todos los días, no todas las ocasiones tengo listos y dispuestos los contenidos ajustados a lo previsto. Prefiero tener cuidado con lo descrito arriba y no, por forzarme a publicar, cometer el grave yerro de confundir a los pocos o muchos lectores que, como seguro sucede, esperan una lógica consecutiva entre episodio y episodio que se les presenta ya publicado y al margen de la planeación que yo, en tanto autor, pueda ir conformando.
Espero, deseo, que el proceso no derive en una pérdida de interés de parte de los lectores y, en cambio, quienes lean estas líneas se sientan acompañados, orientados en su aventura por el laberinto descomunal que voy construyendo.