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domingo, abril 03, 2011

Los Dandys Vamos al Paraiso.mp4




A pocos días de la autopublicación de mi "novela" Laberinto Bestial I. Semillero de indicios y mi primer poemario, con la publicación de este bolero, en cierto modo alusivo, quiero comenzar una serie indefinida en tiempo y forma de elogios de la lectura de canciones y boleros. Para ello acompañaré no sólo el tema musical sino la letra y, tratándose de elogios de la lectura, como otros efectuados en el pasado con otro tipo de obras, haré mis apuntes relacionando con lo que personalmente cada cual ha venido dejando en mi desarrollo y sensibilidad individuales.
A mí no me preocupa demasiado que la gente no lea en cantidad, ni que lea en una estandarizada y supuesta línea de "calidad". Cada quien sabe lo que le aporta, lo que le place, lo que le resulta nocivo y lo que disgusta. Cada quien interpreta a su modo y desde su muy particular experiencia y conocimientos los significados que toda obra ofrece. Entre más cerrada es una obra en sus significados, más simple se hace para su degustación, pero también más rápidamente pasa de "moda". Esto lo vemos con bastante frecuencia en el mundo de la música. Pero también ocurre lo contrario, que entre más abierta se conforma una obra en sus significados, más se presta a la confusión y variedad interpretativas y más rápidamente cae en desuso o se arrincona a círculos de degustación muy reducidos por causa de su complejidad de estilo.
En este caso, dejo para que cada cual elogie a su manera este bolerito del compositor Luis "Güicho" Cisneros en las voces del trío Los Dandys. Lo he seleccionado como el primero en la tarea de ir armando un modesto cancionero, pues este es el otro interés de mi parte, "rescatar" algunas letras que no se hallan facilmente o de plano no están publicadas en la Internet.
Quede para disfrute de todos, especialmente de aquellos que, creyendo que hoy ya no se lee, publica ni vende poesía, pasan desapercibido que hoy, mediante los cancioneros y como en la antigüedad con los juglares, la poesía, el acto poético halla uno de sus mejores vehículos la música, pero no el único, pues la poesía en sí misma encierra la musicalidad del lenguaje, que es tanto como decir la respiración del lector que la da vida.



Vamos, vamos haciendo un caminito
y aunque sembrado esté de espinas
nos lleve adonde está la dicha.

Vamos, vamos tejiendo nuestras almas
para forjar la alfombra santa
de este sendero de esperanza.

Vamos, vamos labrando un paraíso
donde jamás llegue el hechizo
de la amargura y el dolor.
Corazón vamos ya, que debemos vivir.

Pero vamos, vamos planeando un laberinto
donde se pierda, cielo lindo,
la mala fe que pueda herirnos.

Vamos, vamos labrando un paraíso
donde jamás llegue el hechizo
de la amargura y el dolor.
Corazón vamos ya, que debemos vivir.

Pero vamos, vamos planeando un laberinto
donde se pierda, cielo lindo,
la mala fe que pueda herirnos.

miércoles, enero 26, 2011

Cuaderno de piel




Quizá el mejor, o uno de los mejores libros o película que cualquiera, y muy especialmente nosotros los varones podemos y debemos leer es el cuaderno de piel llamado desde antiguo mujer.

En su superficie y desde ella se han escrito y proyectado las aventuras más incitantes y, perdón por la cacofonía, excitantes. Y como es un libro harto difícil de reseñar por la cantidad de variedades que existen hoy, mejor expongo a su consideración elogio de la lectura este que acompaño con un breve poema que me habría fascinado escribir sobre alguna de sus pastas.

MUCHO BUSTO

Grandes senos
alud de deseo
artificio de lujuria
donde la piel estira
el ansia hasta el extremo.
Firme y musical nota,
poema sostenido
entre manos como estas, cuencos
donde el beso unta
la humedad convulsa.

Se nos hacen grandes
los sueños sin ternura
que urgen al afiche plano
a envolver al inquieto estilo
entre almohadones de pluma
y alimentan la ilusión
en los ojos d'este aún niño
párvulo en amores, juguetón.

martes, octubre 26, 2010

Responso por Alí Chumacero



Apenas enterado de la muerte del insigne poeta y editor mexicano Alí Chumacero repasé mi biblioteca y busqué lo más apropiado para recordarlo. Todo lo era, pero elegí, por la época del año y la causa de esta entrega, unos fragmentos del poema intitulado "Responso del peregrino" del hoy finado autor y que encierra en las palabras del mismo lo que, me parece, ninguna reseña de su obra podrá aportar fuera de datos biográficos y bibliográficos. Sirva pues este Elogio como un gancho para conocer más de la obra poética de este sólido poeta que, junto con Octavio Paz, atravesó el siglo dejando honda huella en la cultura mexicana.

Yo, pecador, a orillas de tus ojos
miro nacer la tempestad.
Sumiso dardo, voz en la espesura,
incrédulo desciendo al manantial de gracia;
en tu solar olvida el corazón
su falso testimonio, la serpiente
de luz y aciago fallecer, relámpago vencido
en la límpida zona de laúdes
que a mi alma despliega tu ternura.
...
Hablo y en la palabra permaneces.
No turbo, si te invoco,
el tranquilo fluir de tu mirada;
bajo la insomne nave tornas el cuerpo emblema
del ser incomparable, la obediencia fugaz
al eco de tu infancia milagrosa,
cuando, juntas las manos sobre el pecho,
limpia de fama y destrucción
de ti ascendía al mundo la imagen del laurel.
...
En ti mis ojos dejarán su mundo,
a tu llorar confiados:
llamas, ceniza, música y un mar embravecido
al fin recobrarán su aureola,
y con tu mano arrojarás la tierra,
polvo eres triunfal sobre el despojo ciego,
júbilo ni penumbra, mudo frente al amor.
...
Ruega por mí y mi impía estirpe, ruega
a la hora solemne de la hora
el día de estupor en Josafat,
cuando el juicio de Dios levante su dominio
sobre el gélido valle y lo ilumine
de soledad y mármoles aullantes.

Tiempo de recordar las noches y los días,
la distensión del alma; todo petrificado
en su orfandad, cordero fidelísimo
e inmóvil en su cima, transcurriendo
por un inerte imperio de sollozos,
lejos de vanidad de vanidades.

Acaso entonces alce la nostalgia
horror y olvidos, porque acaso
el reino de la dicha sólo sea
tocar, oír, oler, gustar y ver
el despeño de la esperanza.

Sola, comprenderás mi fe desvanecida,
el pavor de mirar siempre el vacío
y gemirás amarga cuando sientas que eres
cristiana sepultura de mi desolación-
...
(Tomado de Ómnibus de poesía mexicana, Siglo XXI Editores, 1973)

domingo, octubre 24, 2010

Literatura uruguaya sin distancias

"La Verdad... y otros cuentos será presentado
el próximo 29 de octubre
Recientemente me fue presentado por medio del messenger Ramón Núñez Fernández. Esto fue posible gracias a un contacto mutuo, una amiga argentina que, conociendo las cosas que dizque escribo, le pareció conveniente introducirnos. Tan pronto como hicimos contacto, Ramón Núñez y quien suscribe tuvimos claro entendimiento y compenetración, gracias principalmente al gusto por la literatura y de modo especial por el cuento, un género que como la crónica, yo no sé por qué, a pesar de su bondad sintética, es un género poco socorrido por los lectores y ya no digamos los editores.
La historia corta es un género difícil. Narrar una trama en unas escasas páginas requiere no nada más de poder de síntesis en la redacción, como una claridad mental para constreñir las imágenes descriptivas, las características de los personajes, el devenir de cada uno de ellos con un extraordinario ahorro de palabras. Y no porque el cuento apueste a la brevedad por la brevedad misma, sino porque el cuento, la fábula, tiene como fin esencial plasmar una circunstancia ya de un momento o de toda una vida.
Raíz de cualquier novela, el cuento en tanto simiente sustancia los sentimientos, las emociones, da fluidez y densidad a los pensamientos. Si la novela, por su extensión, se antoja como un género complejo, el cuento no lo es menos, sino al contrario a veces lo es mucho más. No basta usar frases cortas como recurso, los grandes párrafos también tienen cabida en el cuento, pero la inteligencia en su utilidad es lo destacable tanto como la sencillez de la expresión acabada, independientemente del léxico empleado.
En este libro  intitulado "La Verdad"... y otros cuentos de reciente publicación bajo la firma de la uruguaya Rumbo Editorial, Ramón Núñez nos presenta una antología de narraciones breves ancladas en las vivencias personales o vicarias tenidas en la población uruguaya donde radica. Decía Alfonso Reyes que la universalidad deviene de la localidad, y en la obra de Ramón Núñez queda confirmada esta opinión, pues aún siendo locales las historias que narra, el peso de la humanidad específica de cada personaje y situación nos permiten identificarnos en uno o varios aspectos.
Gracias a la moderna tecnología y a pesar de la distancia geográfica que me separa de Ramón Núñez tuve oportunidad de leer varias de las narraciones, entre ellas "La Verdad", cuando el volumen se encontraba en preparación. La liviandad de su estilo, la fluidez y el cuidado artesanales me colocaron ante un escritor, de ocupación electricista, con el don de, metafóricamente, dar "toques" de divinidad a lo mundano y cotidiano.
Es esta una muestra más de que la literatura latinoamericana y en particular la uruguaya se encuentra fuerte como nuestra lengua y cultura compartidas y su campo y su futbol y tantas cosas más.

viernes, octubre 08, 2010

Cita feliz y un Nobel


Reconocer las palabras de otro a veces es reconocer las aspiraciones de uno mismo.
Este día ha sido premiado con el Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, de los autores indispensables de Alfaguara, mi librero y de mi mesa de curiosidades, de esa de donde van surgiendo los elogios de la lectura y los trazos de vida plasmada entre papeles, y con la forma de líneas interminables que voy acomodando en gratos e importantes espacios como este.
El escritor peruano Mario Vargas Llosa
fue nombrado Premio Nobel de Literatura 2010
"Al principio, no me verás ni entenderás pero tienes que tener paciencia y mirar", apunta Vargas Llosa en el Elogio de la madrastra, en el capítulo que hoy por hoy une sus palabras con mis aspiraciones; cuando, repasando las ideas dentro del "Laberinto del amor" reconozco la huella del gigante en las humildes parcelas del libro que estoy terminando de escribir, otra vez, ese mi Laberinto bestial.
En efecto, primero, el escritor en su literatura no ve ni entiende el derrotero de los personajes. Parte de un concepto, pero en el trayecto de la construcción narrativa hace falta paciencia y mirar las aspiraciones de esas sombras con nombres inventados, tomados de una realidad ficticia que acaba convirtiéndose en una realidad palpable o viceversa.
"Con perseverancia y sin prejuicios, con libertad y con deseo, mirar", continúa el autor de ¿Quién mató a Palomino Molero? y de quien en entregas pasadas hicimos otros elogios de la lectura sobre El Hablador, Pantaleón y las visitadoras, Los cachorros, etcétera. Y lo dice con razón. "Con la fantasía desplegada y el sexo predispuesto -de preferencia en ristre- mirar", sigue Mario, para llamarlo familiarmente, y sí, mirar, aún más, observar es, a ojos del escritor peruano el primer paso en el curso de adentrarse en el dédalo de los sentimientos como en el de la libertad. "Allí se entra como la novicia al convento de clausura o el amante a la gruta de la amada: resuéltamente, sin cálculos mezquinos, dándolo todo, exigiendo nada y, en el alma, la seguridad de que aquello es para siempre".
Para siempre, una fórmula que se antoja exagerada en su determinación, sin embargo determinante en su propósito. Cada novela, cada cuento, cada ensayo, cada decisión de Vargas Llosa, el incluso ex candidato presidencial, proyecta una rebeldía sempiterna. Una postura congruente, en ocasiones insensata pero que por su impertinencia socava las estructuras más elementales, provocando la novedad, la reflexión sobre lo que no se quiere mirar, ya se trate de una "dictablanda" como la del régimen priyista en México, la necedad de una izquierda acrítica de sí misma, o las aparentes bondades de una socialdemocracia que no acaba de comprenderse en sus entretelas; y todo esto para siempre.
"Sólo con esa condición, poquito a poco la superficie de oscuros morados y violetas comenzará a moverse, a tornasolarse, a revestirse de sentido y a desplegarse como lo que, en verdad, es: un laberinto de amor". Un conjunto de senderos que se bifurcan recordando, llevando y trayendo a Borges; un sistema de habitáculos donde la selva se transforma en la ciudad del ansia y la urbe se devuelve al bosque de los instintos.
Mario Vargas Llosa con su premio bajo el brazo y la polémica siempre tras de sí, suma potencia a la ya innegable fuerza de la lengua castellana en el mundo, muy a pesar de los aparentemente pocos lectores, muy a pesar de las inequidades aparentemente propias de nuestros países latinoamericanos, siempre con hambre y sed de ser, de figurar, carentes en apariencia de líderes, de héroes capaces de competir con los extraídos del imaginario resultante de la historia.
Virrey Don Juan de Acuña
Regalo bicentenario, este Nobel, para Perú y el resto de los países que conmemoramos el momento cuando vimos la cara de la independencia. Reconocimiento de la palabra libertaria vestida de academia y sayal que lo mismo derivó de Lima a Guayaquil a Acapulco y San Juan de Ulúa con el nombre del, a mi juicio, verdadero padre de la independencia no sólo de México, Fray Melchor de Talamantes; que padeció la saña del asesinato indescriptible como Atahualpa, o mucho antes fundara en México la primera Casa de Moneda por determinación de -mal está en decirlo, lo sé- un vulgar ancestro mío, el virrey don Juan de Acuña.
Mario alguna vez equiparó a México con Perú, especificando que tal igualdad iba mucho más allá de la herencia maya-quiché. Y es cierto, Perú es México, porque México es Perú, porque en sus montañas, desiertos y costas y ríos y selvas se esconde el resplandor del sol para descubrir al oro de la iluminación, la creencia en que aún puede recorrerse el cielo yendo de la mano de un chamán.
Feliz cita de un autor, para mí, entrañable. Cita, referencia a su creación. Cita, con el fruto del talento y el trabajo. Cita, próxima y simplemente, tras la que la pluma, por causa del merecimiento, se transforma en cetro.