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martes, febrero 01, 2022

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Teoría estructural subyacente en Calima



EN UN POST PREVIO comentaba yo, como si pensando en voz alta, como si tratando de poner a los lectores reales, actuales y potenciales sobre el proceso de crear un proyecto de las dimensiones de mi Calima, que esta saga la he venido haciendo y deshaciendo y que la metáfora más correcta y adecuada para "finalmente" conseguir el avance era y es el del tejido.

Dicho lo anterior, comencé a replantear toda la estructura, antes de seguir avanzando más allá del episodio siete ya publicado y, ya en cuaderno de notas o con ayuda de softwares especializados, me percaté que tenía que hacer una nueva revisión, un nuevo planteamiento estructural pues, ¡oh, sorpresa y tontería de mi parte!, cada uno de los libros-mundos que conforman la saga está o estaba ¡solo al nivel de idea! Es decir que por el entusiasmo de conjuntar todo en una mega saga cometí la torpeza de no trazar la estructura y la historia individual de cada uno de los libros. Tengo, sí, clara la idea, pero falta lo fundamental que es el plan de desarrollo. Entonces, de poco sirve y ha servido elaborar una gran estructura donde los engranes principales no están debidamente empotrados en sus respectivas posiciones, para su propia e individual mecánica.

¡Así es esto! Por lo mismo, la pausa creativa ahora se amplía, sin menoscabo de los objetivos trazados originalmente y sin afectar las expectativas de los lectores, de haberlos, para dar el tiempo necesario para esa reestructuración libro por libro y en función de la pieza central que es Calima, es decir de esa línea tramática que, como ya exponía en aquella publicación anterior, ha de servir como hilo de trama que unifique y oriente transversalmente el conjunto de los telares.

Entonces, amigos lectores, quiero que imaginen conmigo la complicación que tengo ante mí ahora: soy un tejedor que toma la primera línea de trama, la cual es la básica, y la atraviesa en el primer telar donde se conformará uno de los libros-mundo. Pero ocurre que en este telar cada uno de los hilos de la urdimbre se corresponde con las sendas ideas que componen a los restantes telares en su particular unidad. Esto significaría un tejido trazado sobre una especie de matriz multidimensional difícil de visualizar por nosotros, vulgares seres tridimensionales. Para poder resolver este dilema, lo que he debido hacer es pensar solamente la trama base, la historia central y, en lugar de jugar con los cruces sobre la marcha, tender esa línea antes que nada y repensando la urdimbre, los telares y sus funciones.

Así, desde ahora, cada telar se corresponde con un libro-mundo en vez de que lo haga cada línea de la urdimbre; en cambio, cada libro-telar-mundo, en su urdimbre, estará compuesto por cuarenta y cinco líneas escénicas para conseguir una distribución tramática lo más armónica posible y según las necesidades. Claro que el número puede parecer excesivo si lo miramos desde la perspectiva de la estructura narrativa, ¡cuarenta y cinco escenas por capítulo! Cierto, por lo mismo, dado que la estructura básica implica un desarrollo a lo largo de tres actos básicos (para toda la obra) o cinco (si nos ajustamos a formas más modernas y menos aristotélicas de composición), entonces  lo más conveniente es mirar los cruces donde se introvierte o extrovierte la trama central y/o las subtramas componentes de cada libro-telar-mundo como episodios a su vez componentes de capítulos más amplios supuestos en cada línea tramada a lo largo de cada telar y entre telares. Algo que quizás se comprenda mejor si lo expongo visualmente con las siguientes imágenes esquemáticas.



Una guía teórica o la novela como un medio

La teoría detrás de mi Calima no ha sido gratuita ni una mera ocurrencia voluntariosa. Fue dándose a lo largo del proceso creativo y como consecuencia, sí, de los conocimientos y experiencia adquiridos en mi vida como escritor y comunicólogo. Fundamentalmente lo que trasluce es la aplicación directa (o indirecta) del modelo macluhaniano del tétrade con que el estudioso explicó metafóricamente la dinámica de la evolución tecnológica; metáfora que, hay que decirlo, no solo se aplica a lo tecnológico y es capaz de ser empleada para explicar otros procesos evolutivos bajo una óptica determinística.

El tétrade parte de la idea de la cinta de Möbius, de hecho es una extensión de la misma, por lo tanto tiene no nada más una explicación gráfica, geométrica, sociológica, histórica, sino matemática. Pero, no entraré en esos detalles, me limitaré a compartir las reflexiones que hice al efecto específico de la saga que me o nos ocupa. Otra imagen que está asociada a esta metáfora teórica tras Calima es la del gesto con que se explica figurativamente el sentido de una carga eléctrica o regla de la mano izquierda (que aplica también para la derecha).


Primero que nada es necesario empatar la idea de la saga, de la novela, del libro, y sus contenidos (historia, personajes, mensaje en general) con la idea del utensilio tecnológico que al final de cuentas esos son desde una perspectiva humano-determinista.


A modo de medio o de canal, según sea el caso, el utensilio o herramienta, el mensaje, la situación tramática (y dramática) o el personaje y sus peripecias ocurren, corren de forma transversal dando cohesión al espacio y al tiempo que componen al universo que la envuelve en el libro-telar-mundo de manera semejante a como lo hace el puño al rodear, por ejemplo, un vástago o verga. No quiero con ello, y sin embargo es aceptable, que imaginen una masturbación —¡so ansiosos feladores!, no todo es producto de una cultura fálica del pepino—, puede ser también una mano o un nudo de barril o de fraile rodeando el mango de un martillo, un tubo, etc.; la imagen en la mente de cada cual, depende de cada quién.




Cada dedo cerrado sobre sí traza un lazo de constricción tan laxo o apretado como la voluntad o el descontrol ocasionen, permitan o propicien, haya o no deslizamiento a lo largo del medio. Cada nudillo hace sendos catorce puntos de bisagra y torsión por los que se invierte y convierte la dinámica tensional de la mano, del puño que, cuando se contrae en extremo implica una perversión de la norma tanto como si se relaja por completo. En el caso de la laxitud total, los dedos sueltos ejemplifican lo dimensionalmente diverso que puede ser el sostén del universo. En caso contrario, el puño cerrado y tenso, compacto significa cuán introvertido y cerrado y abstruso puede serlo. Así, frases, enunciados, escenas sueltas no implican desaliño, como una acción concentrada y suspenso no por fuerza implican cohesión inquebrantable. El contraste entre puños, derecho e izquierdo, como entre libros-telares-mundos confrontados como caras de una misma moneda los aparenta como presumibles adversarios ideográficos, el ying y el yang, imágenes especulares correspondientes. Por lo que, si la trama central no se corta o revierte en la urdimbre y continúa, toca su contracara extrovertiéndose, transformándose en lo mismo que ella exhibe y viceversa, para la línea tramática que viene en sentido contrario. Ese punto de encuentro y cruce, ese quiasmo es clave para la secuenciación entre los libros-telares-mundo de igual manera que lo es en modo menor hacia el interior de la urdimbre donde se va conformando la imagen básica específica de cada libro-telar-mundo.

Sin embargo, para que pueda ocurrir la transición de energía potencial o cinética contenida en el puño es necesario considerar el sentido de la corriente de energía, el que puede ser subvertido por causa de un desplazamiento o giro o de un trenzado adicional de la trama para crear un nudo de acción, suspenso o transición en el tono, el color de lo que el mensaje va describiendo o narrando como si posición, gesto o postura de la muñeca, o del codo, el hombro, torso, cadera —si lo vemos corporalmente—, o del enunciado, el mensaje, el episodio y sus situaciones planteadas como goznes de un sistema significante articulado.

Cada nueva postura resultante de una revolución de la trama, del hilo que se va enredando como un listón alrededor de un palo tiene por propósito el cambio en tanto freno, la redundancia informativa tanto como la transición del sentido, aspecto, tono, dirección o intensidad de esa digamos que corriente energética derivada en gesto, rasgo expresivo que, ya en el conjunto del tejido, del texto, de la historia, se traduce en una pauta o patrón discursivo con el cual el medio sostenido por esa mano tejedora, envuelto por esa banda de Möebius cortada en secciones longitudinales presenta una apariencia distinta para la misma forma, mostrando y ocultando total y parcialmente el fondo. Así se entiende que la forma es fondo y viceversa y que, al momento de tejer (escribir) lo enunciado se distribuya "por arriba" y enseguida "por abajo" de los hilos próximos en la urdimbre sugiriendo un movimiento sinuoso entre lo expuesto y lo oculto, el anverso y el reverso.

De la teoría a la práctica

Con base en las anteriores disquisiciones es que se me ha hecho necesario replantear la estructura del modo ya más o menos explicado y que lo cuento, lo desahogo aquí por, primero, entender yo mismo lo que pasa por mi cabeza y, segundo, para aquellos que pudieren estar interesados en algo más que solo leer el producto terminado y entretenido. Luego, me es necesario, obligado, replantear las temáticas a mostrar y explorar en cada libro-telar-mundo, de forma que se mantengan codependientes de una trama central amplia y general que también debo redefinir de manera independiente como hilo conductor, pero que puedan coexistir de forma independiente y autónoma también. Por lo tanto, para dar coherencia y secuencia a lo ya escrito y publicado, se me impone el equivalente a empezar casi desde cero deshilachando lo que llevaba para, como Penélope, rehacer el tejido, reorientar los hilos y calcar con más cuidado el patrón pensado para cada telar como partes que, en suma, hagan el todo que es Calima.

viernes, enero 28, 2022

Calima en proceso



Escribir mi mega saga Calima ha sido toda una aventura en sí misma y no exenta de obstáculos y dificultades. Haber tenido la ocurrencia de dar vida de una vez y simultáneamente al conjunto o casi totalidad de ideas y proyectos que tenía guardados en el cajón  puede parecer una locura, sobre todo si se piensa que en su origen cada idea y proyecto surgieron de manera independiente. Hacer tal propuesta entonces ha significado un esfuerzo creativo por hallar probables puntos de conexión entre los proyectos dispares y trazar todo un entarimado para que, como un todo, cobren en la unión coherencia y congruencia.

El proyecto más difícil en este sentido es el relativo a la biografía de mi familia que se conecta con mi blog A la sombra del azufaifo y donde voy rescatando anécdotas familiares, retratos que justifican no nada más mi existencia sino los roles que, en vida y de manera real, los parientes que me rodean tuvieron en ciertos momentos de la historia de México. Sé que puede parecer petulante, pero mi único afán es honrar la memoria de aquellos que, en su gran o menor medida, no solo me definieron como persona, sino contribuyeron a hacer de este mi país lo que es hoy, más para bien que para mal, y cuyo legado no tendría que quedar en el olvido de las generaciones venideras de mexicanos, no solo de la familia, sin que esto implique un grosero menosprecio por lo que otras familias distintas de la mía hayan podido hacer por su parte, en su derrotero.

Dentro de Calima, el proyecto de la biografía familiar hace el denominado mundo o libro cuarto. Su dificultad presenta varios niveles. Para empezar los propios de la misma biografía al recabar la información, capturar las anécdotas, precisar los datos de nombres, fechas, lugares, documentar. Por otro lado, contar la historia, hallar el punto de vista o los puntos de vista desde los cuales narrar y describir los hechos, los dichos, encarnar a los personajes investidos tanto de ficción como de realidad, con total verosimilitud empero sin menoscabo de la imaginación y la memoria. Como dicen muchos biógrafos o celebridades como Gabriel García Márquez o Pablo Neruda en sus autobiografías, la vida se cuenta y descuenta según se recuerda y aquí, gracias a las grabaciones y entrevistas y apuntes que realicé guardo las perspectivas individuales y de conjunto de mis familiares directos, aunque también no deja de ser parcial y sujeta a los vaivenes de la memoria individual de cada quien, por lo que debo llenar los vacíos con investigación al efecto y ello lleva tiempo, ha llevado tiempo, mucho tiempo desde que comencé el proyecto hacia mediados de la década de los noventas del siglo pasado.

Además de esas dificultades propias del género, se han sumado las respectivas de mi ocurrencia de sumar el proyecto a una saga fundamentalmente de ficción, así que el principal problema es cómo ligar, seguido de cómo retratar a los personajes y sus situaciones sin romper la idea de la ficción, así como de qué manera plantear la ficción para que no pierdan verosimilitud los personajes y situaciones reales.

Lo anterior me ha tenido dando tumbos, rompiéndome la cabeza, hasta que una imagen vino a mi cabeza a partir de una de mis aficiones más queridas: el tejido en telar.

Con esa imagen en mente he ido llevando y trayendo el proyecto en su estructura hasta conseguir una metáfora general que permite incluir cada proyecto dentro de un gran todo que es Calima, y ello implica claro a la biografía familiar.

El principal objetivo al recurrir técnicamente a esta metáfora es cuidar la integridad de la mega saga como proyecto sin distorsionar demasiado las ideas básicas que detonaron los proyectos individuales, de manera que puedan ser leídos de forma independiente, pero además como parte proporcional de un universo mayúsculo.

Un tejido se conforma fundamentalmente de dos partes: la urdimbre, que forma la base estructural en la que se formará el canvas o la malla o tela, el texto o tejido. La raíz etimológica es la misma del indoerupeo teks-, con el supuesto significado (redundante), según algunos filólogos de habilidad para tejer, fabricar con hacha (si consideramos que las hachas primitivas se hacían a partir de anudar con cuerdas tejidas mediante fibras naturales o animales el filo a ramas trenzadas), raíz que sirve también para derivar el vocablo tecnología y otras relacionadas.

Se teje por lo general, aunque no como regla indiscutible, de izquierda a derecha y regresando de derecha a izquierda, de abajo hacia arriba preponderantemente, yendo y viniendo en la introducción del hilo (en este caso de sucesos) los que se van trenzando, cruzando con las líneas de la urdimbre, por arriba y por abajo de los hilos. En este caso mío, cada hilo de la urdimbre se corresponde con un mundo o libro o proyecto de mi cajón, en total de 45 a 48 (sin contar ensayos, dramas y poemarios). Me he ceñido a un número non para apegarme a la norma básica del entramado pues en el retorno de cada trama se espera la presencia del reverso. Cada mundo implica una historia individual, sí, pero también un contenedor de las tramas y subtramas que dan forma, color y solidez al conjunto tejido. Así, cada cruce de trama-urdimbre se corresponde ya con una escena, capítulo o episodio individuales en el desarrollo. Eso lo explico en la página de actualizaciones en el blog de Calima en lo relativo a los cambios sobre etiquetación.

Con esta imagen metafórica en mente me he dado a la tarea (espero no cambiar de idea otra vez) de ir acomodando las escenas, capítulos y tramas conforme a un orden como en un tejido, de manera que las escenas o capítulos o episodios de cada libro (urdimbre) guarden relación y conexión en una relativa secuencia con las aledañas, más o menos próximas, sin que se siga por fuerza un orden reglamentado, pero sí ajustado a un cierto parámetro y una pauta basada en el cruce y aparición o presencia de los personajes según se vaya requiriendo. Así, algunos personajes de ficción podrán cruzarse con la biografía familiar y algunos acontecimientos de la biografía familiar podrán proyectarse en extensión o enmascaramiento en las historias propiamente de ficción.

Para usar otra imagen que ayude a comprender el proceso: en el libro uno incluyo un capítulo uno que a su vez incluye, digamos, tres escenas que, por razones de la mecánica de publicación por entregas, se presentan como episodios aparentemente sueltos si se fija uno solo en la numeración general del esquema. Eso se puede comprender mejor dando un vistazo al índice también dinámico incluido en el blog referido.

Así, en el prólogo (primeros episodios ya publicados) se incluyen las prótasis (escenas iniciales, de gancho) de los primeros ocho libros como si fueren los nudos de la urdimbre de un telar de siete líneas. El octavo libro corresponde al punto de retorno. El conjunto de la mega saga se conformará por siete telares, cada uno con siete libros como urdimbres y un octavo de retorno. pero telares además conectados entre sí por una línea de trama central que unifica al proyecto y que toma como base al personaje narrador ancla que es Homero (escenas en negro). Esto obedece a una decisión muy pragmática orientada a las dificultades de los lectores. Sería obsceno pretender un prólogo con sendas prótasis por el total de los libros, pues eso supondría confundir a los lectores con la presentación de un conjunto de personajes y situaciones, no todos relacionados. Cada telar, entonces puede ser comprendido como un bloque de producción aparte, pero dependiente al final de todo el conjunto.

Finalmente, la otra dificultad que me motiva a tener extremo cuidado en la consecución de las acciones de la saga toda es la continuidad secuencial vista no nada más en un sentido "horizontal", entre escenas de los libros con los restantes sobre la misma línea tramática, sino en sentido vertical, entre las escenas que conforman los capítulos de cada libro y su respectiva e independiente historia y estructura. Pero, además, en algunos casos en un sentido diagonal o incluso con relación a escenas muy apartadas en el tejido completo. Esta dificultad es tanto como conseguir que la mirada en el ojo derecho se corresponda con la comisura en la boca del retrato hecho como un todo en el tejido, así que la Gestalt supone una constante definitiva casi tanto como una visión casi literalmente cuántica por lo que toca a la complejidad para determinar el estado (lugar y velocidad) de una partícula.

Estos escollos propios del trabajo creativo y específicos de este mega proyecto explican en parte que incluso y contra las expectativas halla optado por no publicar como el plan original estipulaba de un episodio semanal o más, si bien escribo todos los días, no todas las ocasiones tengo listos y dispuestos los contenidos ajustados a lo previsto. Prefiero tener cuidado con lo descrito arriba y no, por forzarme a publicar, cometer el grave yerro de confundir a los pocos o muchos lectores que, como seguro sucede, esperan una lógica consecutiva entre episodio y episodio que se les presenta ya publicado y al margen de la planeación que yo, en tanto autor, pueda ir conformando.

Espero, deseo, que el proceso no derive en una pérdida de interés de parte de los lectores y, en cambio, quienes lean estas líneas se sientan acompañados, orientados en su aventura por el laberinto descomunal que voy construyendo.

Hacen falta lectores



¡AMÉ ESTE VIDEO! Lo circularé hasta el hastío, porque sé que será muy útil a muchos de mis seguidores, muchos de ellos ex alumnos a los que les sugerí en la materia de Lectura de Comprensión este entre muchos otros métodos, algunos de los cuales también se enfocan en la lectura rápida.

Hace años hacía mis cuadernos de lectura, por motivos iguales y distintos. En cierto modo lo sigo haciendo aunque ya no con la misma calma y dedicación, porque escritor como soy, llegó un punto en que tenía que leer más rápido y en abundancia para conformar los textos que escribía para el periódico, primero, y mis blogs, después, y dar tiempo también para la redacción de guiones de radio y televisión, así pasé de hacer cuadernos de lectura a simplemente subrayar y marcar los libros y en las páginas de cortesía de comienzo y final hacer mis anotaciones,  o hacerlas marginalmente. Todo lo comencé cuando elaboraba mi tesis de licenciatura, muy metódico, con fichas y cuadernos y lo continué luego para mi gusto y profesión. Llegó un momento en que me abrumó la cantidad de material recopilado y caí en cuenta que al final los cuadernos, como el diario íntimo, tienen como principal lector uno mismo. Entonces comencé a cambiar el enfoque para que, cuando yo no esté, si a alguien le interesan, propio o ajeno, pudieren también percatarse de mi proceso creativo, de los temas que me definen como persona, lector y escritor.

Llegué hace algunos años a la conclusión de que la industria editorial y de medios se ha preocupado demasiado por generar los productos, libros, telenovelas, series, documentales, filmes, etc., pero ha hecho muy poco por desarrollar el oficio que les permitiría ser aún mejores: el oficio de lector.

Con mi oficio de escritor hoy tengo claro que son dos oficios distintos, complementarios sin duda, pero cada uno tiene objetivos distintos. Hoy tenemos muchos escritores, pocos lectores (de calidad). No ha disminuido la lectura, los modernos medios y tecnologías como internet la han potenciado, pero distrayendo los objetivos fundamentales. La capacidad de análisis crítico e imaginación han quedado supeditadas a la efeméride y el apunte efímero, volátil, sujeto al prurito del consumidor.

Deseo de todo corazón que haya más lectores de oficio, para que los que además abrazamos el oficio de escritores tengamos de veras un mercado sólido, definido por razones mejores que solo utilitarias.



jueves, diciembre 02, 2021

Más razones para explicar por qué soy escritor


De vuelta al tema sobre las razones (que tengo) para definirme como escritor por sobre todo, pese a lo que pese, en la siguiente entrevista el escritor argentino Guido Segal, guionista, cineasta, ofrece con mucha claridad explicaciones que comparto al ciento por ciento. En el minuto seis dice algo que bien puede describirme en parte, parafraseo: escribo, porque escribir para mí es un reto fascinante, el reto de hacer siempre algo nuevo y no, como en otras ocupaciones o profesiones, tareas similares y rutinarias una y otra vez.

Sí, es cierto que la tarea básica de juntar palabras es rutinaria y más cuando se lo hace varias veces al día, tanto como el conducir un taxi o administrar una oficina. Pero, si hay algo que distingue a la vida del artista del resto de los mortales es que en cada acto y obra no solo sucede algo nuevo sino que consigue percibirlo como tal y transformarlo o valorarlo como la novedad que implica.

Me explico mejor. Un cirujano mete cuchillo en un pecho para trasplantar un corazón. Es una tarea más o menos de rutina en su quehacer, aun cuando no ocurra todos los días. Su entrenamiento lo prepara para actuar en consecuencia cada vez que es necesario. Al final es una cirugía, los mismos instrumentos, un corazón, un pecho que abrir y cerrar, un paciente, un hospital, unas argumentaciones para explicar el caso en el expediente y otras más simples para confortar a los familiares y otras más para refocilarse con los colegas en el convivio. Pero, cuando ese mismo médico, como el artista o el pintor se detiene en los detalles de cada elemento, la sintomatología, la historia detrás del paciente como persona, la luz del día a la hora de la intervención, antes y después, las inquietudes de los colegas que le asisten en el momento, entonces la cirugía se vuelve única, especial, distinta de cualquiera otra en el pasado o el porvenir.

Así, el trabajo de uno como escritor es en ese sentido un reto fascinante que consiste en dirimir con lo novedoso. Porque la descripción de ahora, aun habiendo abordado el mismo tema antes, lo presenta desde otra óptica, considerando particularidades que lo hacen complejo, pletórico de aristas desde las que se puede asir de mil maneras, para bien o mal. Cada idea armada en un párrafo o sugerida entre líneas permite hacer una lectura variada del mismo árbol en el parque, de la misma historia sobre un amor bien o mal avenido, una aventura inquietante, épica, o un carácter patético.

No hay nada nuevo bajo el sol, reza el dicho. Y es cierto, solo bajo cierta circunstancia, cuando quien quiere tapar el sol con un dedo pretende que todo lo demás puede ser cubierto o descubierto de la misma manera. Sin embargo, tal certitud de falta de novedad evidente pasa por alto el examen analítico de lo que se muestra a los sentidos. Si bien el sol sale para todos, no lo hace siempre por el mismo punto, aun cuando haya un cartabón de reglas y leyes naturales que expliquen que incluso esas variantes son parte de eso mismo. La sombra proyectada desde el este a una hora es diferente a otra y en otro día y según el clima y según las condiciones del entorno, no es lo mismo un árbol en medio del bosque que ese mismo árbol, en su lugar de siempre, como sobreviviente de una tala, entonces la cosa cambia. Y de ahí que es importante la actitud estética como factor de sensibilidad para, como hace el tejedor, tramar las combinaciones que hagan de la fija urdimbre un tapiz de maravillas.

Escribir es tejer; y viceversa. Y el tejido encierra una forma de ser como explico yo, también en el segundo video.



martes, noviembre 30, 2021

ACHICANDO


En el interés y afán por organizar todos mis contenidos tanto de este blog como de otros espacios, he venido tomando algunas decisiones que se antojan drásticas. Una de ellas es la que compete a la existencia de un blog por el que tengo mucho cariño pero que a estas fechas en realidad más le vale ser absorbido en este lugar dado que es ya mi casa central. Sí, podría incluir un vínculo en el costado para llevar a ese blog. No lo hago porque resultaría más farragoso, complicarme la vida con la multiplicación de canales cuando lo que ahora quiero es simplificar mi labor creativa tanto como la tuya, amigo lector, en la búsqueda y disfrute de lo poco o mucho que puedo aportar a la informasfera, la blogosfera, con mis publicaciones variopintas.

Así, desde hoy encontrarás mis ensayos acopiados bajo la etiqueta "Elogio de la Lectura" aquí mismo, dando con ello una unidad integrada a la obra que se relaciona con el objetivo concreto de este blog que funciona como marquesina y perfil propio en tanto escritor y comunicólogo. En el momento que considere pertinente podré pensar, por qué no, en reunirlos como un volumen imprimible en formato PDF o ePub. Ya se verá.

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Sobre el proceso de escribir



Hace unos días miré unos videos en los que se entrevistó al artista de fama mundial Miguel Bosé acerca de la publicación de su primer libro, uno de corte autobiográfico. Alguna de las entrevistas, concretamente la realizada por el colega periodista mexicano Javier Poza resultó infructuosa y el mismo se limitó a publicar una reseña del hecho en el que no dejó muy bien puesto al autor quien estalló furibundo al ser cuestionado sobre el proceso creativo para escribir esta obra.

Personalmente hice algunos comentarios debajo de esos videos. Quiero no obstante rescatar uno que toca a mi quehacer de forma directa.

En uno de esos comentarios explicaba a quien me había replicado mis argumentos que sí, en efecto, Miguel Bosé había respondido al vuelo un poco, en una de esas entrevistas. Aunque su descripción como respuesta a la pregunta de cómo abordó la relación entre el Bosé adulto y el Bosé niño (minuto 17:40) refiere a juegos de puntos de vista narrativos. El hecho de asociar la narración en tercera persona (voz en off) característica del narrador omnisciente como la vista cinematográfica de la cámara sobre el sujeto (lo que sucede desde el segundo capítulo del libro) no significa que haya sido un acierto o un error por sí mismo como transición descriptiva del punto de vista. Sí pudo ser ello motivo de la probable confusión de parte de Poza y que al plantearle el cuestionamiento con una fórmula más pragmática haya chocado al artista, quien no es escritor de oficio, que no esperaba una pregunta tan instrumental y administrativa que, por otra parte, no tuvo nada de particular aunque se antoja provocativa.

Una cosa es hablar sobre el proceso creativo en la selección de las voces, planos, secuencias, planeación, puntos de vista, desarrollo de conflicto, personajes, cruce de subtramas y otra muy diferente hablar de la manera como el escritor, en tanto obrero, puede llegar a organizarse en soledad o con un equipo para conformar el producto final.

Ciertamente, cuando intervienen más de dos manos en la elaboración de una obra artística como un libro y sobre todo en un libro, es de notarse en más que solo el cambio de punto de vista la participación multitudinaria, bipartita, tripartita o como sea en el proceso creativo por el solo hecho del cambio estilístico. Si el cambio entre voces, planos, puntos de vista está hecho por el mismo autor, el estilo no cambia por más que se esfuerce el escritor, hay una voz propia en las entrelíneas, en la consecución de las palabras y los enunciados que da una latencia específica. Si entra otra voz, esta más pronto que tarde se da a notar de la misma forma. Si yo le pido a alguien más que continúe escribiendo este comentario a partir de mi idea base, tú y cualquiera notará en qué momento entró esa otra voz por la manera de redactar, la ortografía, las pausas, los vocablos utilizados, el ritmo, la cadencia, los matices y tonos que, aun disfrazados en situaciones, diálogos, tratando de copiar a la realidad, acaban por ceder al estilo personalísimo de cada cual. Por eso las novelas escritas al alimón entre varios escritores terminan siendo un fiasco, no por malas o mal construidas, sino porque, aun siendo estupendamente planeadas, acaban como una mezcolanza de  formas de pensar, sentir y decir que no se disfruta al ciento por ciento. En esos casos es mejor dictar y que sea uno solo quien acopie, redacte, dé forma y sintetice lo que el resto aporta a la historia, al texto, unificando así el estilo: lo escribieron Chucho, Jacinto y José, aunque lo redactó Teresa (caso típico de muchas autobiografías).

Narrar y describir usando distintas voces no es sencillo y sí puede darse de forma involuntaria. Requiere mucho cuidado y mucha precisión para que la voz narradora no absorba el control de lo que se pretende contar pues de la voz depende el efecto buscado. Ejemplo: actualmente —y como quienes me siguen ya saben— me encuentro escribiendo por entregas mi mega saga Calima. En el cuarto episodio en particular se puede notar un cambio hecho a propósito entre dos voces narrativas. Al comienzo empleo la conjugación en presente, para plantear un presente histórico que instale al lector directamente en el lugar, entre los personajes y lo haga vivir la sensación. Después, usando el presente deslizo entre la narración y la descripción usando la explicación e introduciendo ideas en conjugación pasada para no ocasionar fallas de concordancia gramatical entre párrafos, tras lo cual me distancio como narrador y me vuelvo a una conjugación en tercera persona no solo omnisciente sino omnipresente, atendiendo a dos lugares y dos puntos de vista distintos que a su vez implican puntos de vista particulares según el personaje a destacar.

Si yo fuera Bosé cuestionado sobre el proceso creativo y  respondiera algo como lo anterior, tú, amigo lector quizá te vieras impelido a ahondar más en la obra no solo como factura, sino como ente vivo que tiene algo que aportar a tu existencia, tu pensar, tu sentir.

Esto es importante porque el proceso de escribir no se limita solo al rasgueo de la pluma en la libreta o al teclear sobre la máquina componedora, sea mecánica o electrónica. No se limita a planificar la idea y su desarrollo o a dejar que la inspiración guíe a tontas y a locas, mágicamente. No se limita siquiera a narrar y describir a lo bruto lo que viene a la cabeza. Es un todo complejo, una verdadera profesión artística que, por cierto, no ha sido debidamente valorada, a veces subvaluada, a veces sobrevalorada.